Una receta para la vieja Europa
a diferencia de productividad entre Europa y los Estados Unidos es alarmante. Los norteamericanos trabajan en media 1.819 horas anuales, mientras la media es de 1.564 en Europa. El output per capita es un 32% mayor. Y esa diferencia no para de crecer. Europa ha de hacer algo, pero ¿qué? El escritor alemán Heino Fassbender, en su libro Europa como motor económico apunta a cuatro ámbitos de actuación para cerrar ese gap, e incluso prepararse para evitar las funestas consecuencias del inevitable envejecimiento de la población europea:
1. Completar el mercado único Es algo elemental: tenemos la oportunidad de actuar como un mercado único de más de 250 millones de personas (más cerca de los casi 300 millones de Norteamérica), pero no la aprovechamos, porque mantenemos los ámbitos estatales con todo su poder, y inconsecuencia tenemos un mercado fragmentado, y las mercancías, las personas, los servicios, y el dinero, no se mueven dentro de Europa, con la libertad y fluidez que debieran. 2. Regular los mercados de forma más inteligente No se trata de regular más, sino de regular menos, pero regular. Y hacerlo de forma inteligente. Y saber gestionar esa regulación. Se trata de movilizar todo el potencial que tiene el mercado único europeo. Necesitamos políticos europeos inteligentes. ¿Los hay? Los necesitamos con urgencia. Si no los hay, habrá que inventarlos. 3. Focalizarse en los sectores y productos en los que Europa tiene (o puede tener) una ventaja competitiva sostenible y duradera Siempre se habla de productividad de costes, pero se habla poco de productividad de ingresos. No sólo se trata de recortar costes, sino que también hay que pensar en aumentar ingresos. ¿Cómo? Generando valor. Más ingresos por euro de coste. Europa tiene una posición excepcional en algunos sectores, y ha de explotarla. Ejemplos: productos de lujo, turismo, construcción, banca, sanidad, farmacia, tecnologías medioambientales, productos o maquinaria de alta calidad, diseño textil y de mobiliario, etc., etc. Y también las nacientes: nanotecnología, biotecnología, 4. Reinventar el gobierno, y darle viabilidad a las finanzas públicas Las pensiones y la maquinaria burocrática van a acabar absorbiendo todo el presupuesto público, o casi todo. Y no habrá nada para otras políticas, o para inversiones de ningún tipo. Llegar a eso sería trágico. Nos hemos de preguntar: ¿de dónde saldrá el dinero para pensiones?, ¿cómo es que el funcionamiento endógeno de los aparatos estatales es tan costoso?, ¿por qué la burocracia de algunos países es tan amplia? Hay que hacer un esfuerzo para reducir el ámbito de lo público en la medida de lo posible. Hay que traspasar a manos privadas todo aquello que los privados estén dispuestos a hacer, al menos cobre el papel, de forma más económica que en manos públicas. Hay que racionalizar las pensiones y subsidios, y hay que hacerlo ya. Los recursos hay que canalizarlos a infraestructuras y a educación. Incluso la sanidad debe ser privatizada, aunque se mantengan los apoyos públicos a las personas son recursos. Y hay que apoyar la investigación y la innovación. Y todo ello hay que hacerlo bajando los impuestos. En fin, se trata de una receta ya conocida, pero expresada con mucha claridad. A los europeos nos toca exigirles a nuestros políticos que la apliquen.