La difícil convivencia con socios
Compartir un proyecto con otros socios exige mantener un equilibrio entre lo que se recibe de la sociedad y lo que se entrega a la misma.
Hay personas que no entienden eso, o que lo entienden a medias: si alguien entrega a la sociedad más de lo que recibe, es su problema.
Tener socios ingratos, que no aceptan compensar los esfuerzos de algunos en nombre de todos, supone una herida de muerte a la paz social, y crea situaciones muy amargas.
Lo peor de todo es que, además, los que más tienen suelen ser los más miserables, y los menos agradecidos. Espero que ninguno de mis lectores haya sufrido en sus propias carnes esto que digo.
Creo que soy un buen socio de mis socios. Apenas he tenido problemas en mis más de 30 años de compartir sociedades. Mis socios pasados son todos amigos.
En estos momentos, sin embargo, estoy viviendo esa ingratitud y esa miserabilidad que comento. ¡Días tristes!