Tres sencillas vías de creación de valor en una empresa
Los directivos a veces olvidan que uno de sus cometidos en la dirección de sus empresas es la creación de valor para sus accionistas.
Como consecuencia de ese olvido, algunos son tentados con ofertas de compra, que para ellos resultan escandalosas, porque suponen un múltiplo de sus beneficios que ellos consideran exagerado. A los directivos que son a la vez propietarios les es más fácil resistir la tentación; a los accionistas que no son directivos, y que no reciben dividendos, o éstos son muy inferiores al precio que les ofrecen por sus acciones, no les es difícil caer en la tentación. Y si lo hacen, algunos de los directivos son puestos de patitas en la calle.
Por eso es aconsejable que los directivos se preocupen de crear valor. Además, es algo que está al alcance de cualquiera.
Recordemos tres vías básicas de creación de valor:
1. Hacer mejoras en los procesos que mejoren la productividad, y que reduzcan el capital comprometido
Implicar a todo el personal en esas mejoras, es una buena práctica; incentivándolo a que haga sugerencias.
Revisar periódicamente los procesos con espíritu crítico, también es recomendable.
Incluso plantearse mover la producción a zonas de menores costes (la tan temida pero imparable deslocalización, que sufren en estos momentos los países más desarrollados). y también, ¿por qué no?, externalizar la producción o algún proceso complementario.
2. Concentrarse en los negocios centrales y sinérgicos
Vender los negocios que no se conozcan en profundidad, o en los que no se apueste de verdad, o en los que no se sea nadie, ni se pretenda, siendo realistas, serlo. Quedarse en los negocios en los que se está para ser líderes, se conocen y se apuesta a largo plazo; o en los negocios complementarios o sinérgicos a los mismos.
3. Gestionar bien el balance, y orientarse al cash flow
Repartir los excedentes de tesorería en forma de dividendos, vigilar y evitar el crecimiento desmesurado del capital de trabajo, y endedeudarse a largo plazo en un porcentaje razonable, financiando las inversiones en inmovilizado con deuda bancaria (préstamos a largo plazo, leasing, renting, etc.), en lugar de hacerlo al 100% con recursos propios, como algunos directivos excesivamente conservadores (típicamente en empresas familiares) piensan. Los directivos han de saber que el dinero cuesta dinero; que el dinero no es gratis. La mejor forma de hacérselo saber es repartiendo una parte de los beneficios en dividendos a los accionistas, quienes, por otra parte, estarán más contentos, y así desoirán los cantos de sirena de posibles compradores.