Consejos para empresas en crisis
Unas ideas que me han surgido hoy mismo al hablar con un empresario algo agobiado por esta crisis:
Ante todo, mentalizarse. Situarse en el nuevo escenario. Dejar de quejarse y de mirar atrás.
Situarse quiere decir que hay que ir a buscar a los clientes y venderles al precio que ahora están dispuestos a pagar. Es mejor algo que nada.
Reducir las necesidades de capital. Buscar por todos los rincones del balance. Reducir tanto capital circulante (vendiendo o liquidando stocks, cobrando saldos pendientes de clientes, limitando los plazos de cobro, aunque se pierda negocio, negociando plazos de pago lo más amplios posible, aunque no autoengañándose, porque a veces ampliar el plazo de pago puede salir más caro que ir al banco...) como inmovilizado (vendiendo activos, externalizando, recortando plantilla, de modo que la empresa sea lo más pequeña posible en estructura y activos, porque seguro que en la época de vacas gordas se engordó en exceso...)
Centrarse en lo que se sabe hacer bien y dejarse de inventos y pruebas. No es momento de inventos. Hay que hacer lo que se sepa hacer y en lo que se pueda competir con ventaja real frente a los competidores, y ofreciéndole a los clientes un beneficio claro y palpable. No valen cortinas de humo.
Asumir con entereza y sin deprimirse que la empresa se haga más pequeña. Facturar menos, pero más sano. Hay que hacerse más pequeño y más flexible si se quiere sobrevivir. Los que sobrevivan ya se harán más grandes cuando los mercados se recuperen. Pero sólo sobrevivirán los más inteligentes, y los más trabajadores. Y los que no se pongan a llorar sino a trabajar. Con ganas, y con sentido común.
Si aún así el negocio necesita capitalización, hay que poner los ahorros en él si se cree en él. Si no se cree, mejor cerrarlo. Si el empresario no pone sus propios ahorros, ¿como quiere que lo pongan los bancos? ¿O nuevos inversores, sean amigos o desconocidos? ¡El primero el empresario! Ya dije hace días que hay que capitalizar las empresas. Se acabaron los tiempos de hacer negocios con dos duros. O de que el dinero lo ponga el banco.
También es momento de hacer una reflexión en profundidad y asumir los errores. Los empresarios hemos de asumir nuestros errores. Y a partir de ahí implicar a nuestros empleados en el proyecto de salvación. Pero a cambio de algo, porque la gente no es tonta.
No quiero extenderme más. Espero que estas palabras le sirvan a alguien.
¡Y animo a todos a seguir p'alante! ¡El mundo no se acaba!
(Si me permitís, os sugiero inspiraros en la lectura de mi libro "An-entropía: el secreto de las empresas exitosas", que podeis comprar en la web de Libros de Cabecera (www.librosdecabecera.com), tanto en su versión impresa, como en su versión digital en pdf, con el título de "Empresas que van solas")