5 consejos más para capear la crisis
1. Centrarse.
Concentrarse en el negocio principal y dejar los periféricos. No es hora de "diversificar". Este puede ser un buen momento para frenar o discontinuar aquellas aventuras que se lleva tiempo intentando sin éxito y nunca nos decidíamos a cortar.
2. Regenerar la plantilla.
Reducir la plantilla proporcionalmente al negocio y en especial en lo que afecta a las áreas que se discontinuen. Pero aprovechar también para desprenderse de aquellos que no aportan valor. Hay que aprovechar para inyectar nueva sangre a nuestra empresa, para re-generarla, dando entrada a nuevas generaciones, con ímpetu, preparación y entusiasmo, y salida a aquellos que ya están "amortizados", en espacial entre los mandos.
3. Mentalizar a todos.
Hay que mandar un mensaje a la plantilla que sea muy claro: estamos en crisis, y de las crisis sólo se sale con el esfuerzo y a colaboración de todos. Todos hemos de poner los 5 sentidos para escuchar al mercado y estrujarnos el cerebro y dejarnos la piel para mantener la empresa viva. Y los empresarios han de ser coherentes en sus actos con ese mensaje: nada de derroches, nada de ausencias. Hay que estar al pie del cañón dando ejemplo.
4. Hacer la empresa más pequeña, para salvarla.
No hemos de tener miedo a reducir la dimensión de nuestra empresa. Lo importante es mantenerla solvente y rentable. Hay que externalizar todos aquellos procesos que convenga. Aunque eso signifique ganar menos. Aunque eso signifique facturar menos. Aunque eso signifique tener menos plantilla o necesitar unas oficinas más pequeñas, o prescindir de los almacenes o de las fábricas.
5. Reducir el capital de trabajo.
No hay capital. No hay crédito. Las condiciones de apalancamiento han cambiado drásticamente. El dinero es escaso y caro. Hay que reducir los inventarios y el crédito a clientes. Hay que reducir la inversión en capital de trabajo. ¿Cómo? Haciendo que los clientes finales se hagan cargo de la financiación del ciclo de producción del producto que demandan. Si los bancos no nos financian han de ser nuestros clientes finales (que esperan y necesitan nuestro producto, se supone) quienes se hagan cargo de la financiación. Hay que buscar sistemas que hagan eso posible. Al fin y al cabo siempre es el cliente final quien paga el coste de financiar el ciclo de producción. Para él trabajamos.