Apuntes a esta crisis de cambio de siglo (4): ¿Qué hace que se imponga la necesidad de un cambio drástico?
Los modelos de actuación política, social, fiscal y económica del siglo XX se agotan con esta crisis. Se impone cambiarlos, regenerarlos, por unos esquemas innovadores propios del siglo XXI. Adaptados a una realidad que es global, digital, y en la que se diluyen y confunden los conceptos de 1er, 2º y 3er mundo (solo hay un mundo) en la que se imponen los valores del respeto a la persona, de la familia, del tiempo personal y del respeto al medio ambiente, entre otros.
Muchos sectores están asentados en modelos insostenibles: de exceso de capacidad y de propuestas de productos o servicios que no encajan con los nuevos valores. Podemos citar muchos:
El sector del automóvil es obvio debe producir menos vehículos, que consuman menos petróleo y contaminen menos.
Las líneas aéreas no son sostenibles con la frecuencia de vuelos y los volúmenes de consumo y contaminación actuales.
Los paquetes vacacionales a grandes distancias no tienen sentido.
Los diarios de papel no tienen sentido.
Las inmobiliarias que desarrollan sin respeto por el medio ambiente grandes urbanizaciones en parajes naturales no tienen sentido.
Hay que afrontar el desarrollo de un nuevo modelo:
de vida personal, en todas las fases de la vida:
de niño
de adulto
de jubilado
de familia (de relaciones interpersonales)
de pueblo
de estado
de sociedad
de empresa
Hay que buscar un nuevo equilibrio de la persona, en una sociedad más equilibrada. Las nuevas generaciones no son consumistas, y no se dejan embaucar. Buscan una vida sostenible y equilibrada. El dinero, la acumulación de riqueza, no es su dios. Persiguen tener paz, tiempo para desarrollarse como personas. Prefieren el tiempo al dinero.
Las nuevas empresas van a ser cada vez más virtuales y más globales. Virtuales porque se concentraran en el talento y las competencias clave. Harán una cosa de forma excelente. Externalizarán todo lo que no sea vital a su negocio. Desdeñarán tener edificios, naves, o grandes plantillas. Su foco será hacer bien las cosas y ganar dinero, pero con poco equipo, bien preparado y cohesionado. No se necesitará ser el más grande para ser el líder, y vender un servicio o un producto excelentes. Al contrario, los mamut han pasado a la historia.
Muchos sectores romperán los manuales de hacer negocio que han seguido como sus biblias hasta ahora. Y habrá empresas que se lanzarán a cambiar, aún conscientes del riesgo, y otras que se esconderán en su coraza, temerosas del cambio, negándolo con fuerza hasta que la realidad los venza.
Estamos ante un momento crucial. Gigantes como General Motors están apunto de quebrar. A la vez aparecen fábricas de automóviles totalmente innovadoras patrocinados por Google (¿Google en el automóvil? Pues si). No hay límites. Empieza ahora, de verdad, el siglo XXI.
¡Es el final de los dinosaurios!