Hacer las cosas bien y a la primera parece algo imposible en España. Es una cuestión de CULTURA (en mayúsculas). Somos zafios, chapuceros. Nos fiamos de la palabra, hacemos las cosas a ojo. ¿Alguno de ustedes, queridos lectores, ha visto a alguien con quien está hablando de una determinada tarea, la que sea, tomar notas de lo que se habla? Yo no. En consecuencia las cosas hay que repetirlas varias veces y acaban haciéndose a la quinta, pero nunca (o casi nunca) bien y a la primera.
Bien y a la primera
Bien y a la primera
Bien y a la primera
Hacer las cosas bien y a la primera parece algo imposible en España. Es una cuestión de CULTURA (en mayúsculas). Somos zafios, chapuceros. Nos fiamos de la palabra, hacemos las cosas a ojo. ¿Alguno de ustedes, queridos lectores, ha visto a alguien con quien está hablando de una determinada tarea, la que sea, tomar notas de lo que se habla? Yo no. En consecuencia las cosas hay que repetirlas varias veces y acaban haciéndose a la quinta, pero nunca (o casi nunca) bien y a la primera.
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