Bolsas volátiles, ¿momento de comprar?
Los precios que se fijan en la Bolsa son la consecuencia de cientos o miles de transacciones que cada día se llevan a cabo con las acciones cotizadas. Cada transacción se produce a un precio, al que (no hay que olvidarlo) alguien libremente compra y alguien libremente vende. El que vende lo hace porque considera que el valor de la acción es inferior al precio que cobra, y el que compra lo hace porque cree que el valor de la acción es superior al precio que paga. Parece obvio, pero conviene recordarlo, y tenerlo presente cuando se analiza la bolsa.
En momentos de calma, sosiego y tranquilidad en el ámbito social, económico y político, tanto a nivel global como en el entorno más próximo a cada acción, las cotizaciones oscilan poco, porque las expectativas arrojan poca incertidumbre y, en consecuencia, los valores estimados por los operadores bursátiles difieren poco. Es como cuando se dispara a una diana y los tiros quedan agrupados en un reducido círculo.
En momentos de desconcierto e intranquilidad, como el actual, las expectativas de los operadores difieren en mucho. En consecuencia, los valores que estiman para una misma acción pueden ser muy diferentes entre un operador y otro. Eso explica que los precios que fijan cuando las compran y venden oscilen exageradamente. No hay consensos. La volatilidad se adueña del mercado. La acción que hoy se cotiza a 10€, mañana lo hace a 12 y pasado a 8. Oscilaciones que pueden ser de +/- 20% en dos días, o incluso superiores.
Las etapas de volatilidad son buen momento para comprar (barato). Las de calma lo son para vender (caro). Aunque es una lección que no siempre se puede aplicar, porque muchos inversores se encuentran atrapados dentro de la bolsa, sin liquidez y “heridos” por las perdidas registradas hasta ese momento, precisamente cuando las bolsas viven una etapa de volatilidad.
¿Cuál sería la política optima? Vender en la calma y quedarse hasta la etapa de volatilidad siguiente, para entrar y aguantar hasta la siguiente etapa de calma. Claro que, para hacerlo así hay que tener voluntad férrea y nervios de acero. Y no todos los tenemos.
Ahora desde luego, es tiempo de comprar. Si se puede.