Caen las bolsas por culpa de los chinos
Todos nos temíamos que en algún momento el mercado de valores sufriría una corrección. Incluso la veíamos sana.
Yo era de esa opinión. Y, aunque pensaba que iba a llegar en cualquier momento, no creía que fuera tan pronto. Veía los datos macroeconómicos (crecimientos del PIB, tipos de interés, etc.) y los PER medios estimados para 2008, en entorno del 12, en los índices que son mi referencia principal (IBEX y Eurostoxx), y me parecían que aún no justificaban una corrección.
El mercado parecía seguir con buen fondo, aunque tuviera altibajos, quizás porque se generalizaba el vértigo ante algunas cotizaciones desbocadas.
En cualquier caso, el miedo y el vértigo acumulados, explotaron el martes 26. Bastó que en a bolsa de Shangai se pasara un día de pánico, para que, en segundos (estamos en un mundo global, hijos míos) se contagiaran todas las bolsas. Y como estas cosas nunca vienen solas, y dado que aumentan la sensibilidad de todos los oídos del mercado, esa misma noche el Sr. Greespan, el presidente jubilado de la FED (el banco central norteamericano), pronunció un discurso en alguna cena de Washington, en el que se le ocurrió decir que a lo mejor, quizás, la economía USA no estaba tan bien como se decía. Aunque su sucesor (Bernacke), probablemente un poco cabreado, se apresuró a suavizarlo y matizarlo, el mal ya estaba hecho.
No sería de extrañar que salgan del armario ahora una multitud de bajistas, por ejemplo con el sencillo argumento (que ya he oído a uno de mis socios esta semana) de que las bolsas ya han agotado el ciclo de subidas del 2001 hasta aquí, y que ahora empieza la larga bajada.
¿Quién tiene razón?
En cualquier caso, si tuvieran razón los agoreros, ¿si se salen de Bolsa, dónde invertirán su dinero? Porque todo apunta a que, como se viene diciendo hace tiempo, la liquidez sigue siendo muy alta, tanto en España como en el resto del mundo. Y el sector inmobiliario no es capaz de absorber toda esa liquidez. Y menos ahora.
Si se van a los bonos, bajará la rentabilidad de los mismos, y, a medio plazo, favorecerán la recuperación bursátil, porque los beneficios empresariales mejorarán al bajar el coste de la deuda.
Pero, de todos modos, lo que es seguro, tenga razón quien la tenga, que vamos a pasar unos días, o semanas, en los que los mercados estarán en vilo, hasta que la victoria se la lleven unos u otros.
Personalmente me pregunto, como lo harán miles de otros inversores, porqué no lo vi antes, y vendí al menos parte de mi cartera. Incluso debo decir que a mediados de mes me pasó por la cabeza dar una orden de venta del 90% de mi cartera, para asegurar las jugosas plusvalías que acumulaba. Pero no soy lo suficientemente valiente, o visionario, o las dos cosas a la vez. Y he de aceptarlo, y no autoflagelarme a toro pasado. Y aconsejo a mis lectores que hagan lo mismo.
Yo suelo abrir las mejores botellas de vino de mi bodega los días que más dinero pierdo en la Bolsa.
Por último, una curiosidad más. Los que siguen mi blog pueden comprobar como, el día 12 de febrero escribí un post (una breve nota) en el mismo, que se titulaba Los chinos darán un susto a las bolsas.
O sea, lo veía venir, pero no me imaginaba que estaba al volver la esquina.
¡Qué se le va a hacer!
Ahora, a recoger los tiestos rotos, y a poner a salvo lo que queda.