Christmas in New York (6)
Ayer domingo hizo un día espléndido y las calles se poblaron de gente. También las tiendas, animadas además por las rebajas.
Mi programa del día me hizo pensar en los contrastes de este país. Ejemplos:
Se supone que estamos en el edén de la transparencia comercial, pero los precios que se publicitan son sin tasas (sin IVA, para entendernos). Te aplican la tasa al pagar en caja. ¿No es sorprendente? En los servicios, además, está el cachondeo del "gratuity" obligatorio (la propina que has de incluir si o si al pagar la cuenta. Ayer, en un bar, la nota ya incluía los cálculos de tres niveles posibles de propina: 15, 20 y 25%, para que el cliente tuviera una guía a la hora de soltar la pasta.
Se supone que es el país de la libertad, pero tienen muy claro que la libertadque prima es la del colectivo, antes que la del individuo (o no sé si lo tienen muy claro, pero lo aplican así). Un ejemplo: en el Madison Square Garden, puedes comprar cerveza (en botellas de plástico imitacion perfecta de las de vidrio,por cierto), pero sólo te venden 2 por persona. Lo mismo va a pasar si se confirma la medida de no dejar usar el baño en los aviones una hora antes del aterrizaje...
Se supone que es el país de la tecnología, pero al pagar con VISA en las tiendas, el TPV no prevé la introducción del código personal, sino que te hacen firmar en una pantallita (lo que está bien, pero es menos seguro). En paralelo, visitamos una tienda-exposición de Wired (una revista que nació al hilo de Internet) que expone productos con las últimas tecnologías, que es más un museo que una tienda. Bicis, motos, coches, teles, frigoríficos, teléfonos, ropa, etc., todos ellos con el último grito en tecnología. Una visita obligada.
Una vez más me demuestra que no se puede generalizar cuando se habla de un país.
Generalizar está bien, pero no hay que pontificar. Siempre hay matices. Sólo los olvidan los extremistas.