Cotizaciones bursátiles, emociones o fundamentos
Las cotizaciones bursátiles responden, a la larga, a los fundamentos económicos de las empresas. Sin embargo, en el día a día, los precios de las acciones están muy influidos por las noticias que se generan en torno a cada empresa o sector, y a las reacciones que despiertan en los inversores.
De hecho, al margen de los datos fundamentales, los inversores tienen a menudo ideas preconcebidas sobre una empresa, sobre lo que es bueno o malo para la misma. Dichas ideas, además, no siempre se corresponden con los hechos, y a veces son fruto de prejuicios heredados.
En consecuencia, los inversores no siempre actúan racionalmente; no siempre reaccionan racionalmente a las noticias que afectan a una determinada empresa o sector.
Esa actitud puede producir serias desviaciones entre el valor intrínseco de una empresa y su capitalización bursátil.
Cuando el valor intrínseco es superior al precio que vale en Bolsa, existe una oportunidad de compra evidente. Y quien se dé cuenta del gap puede ganar mucho dinero a medio o largo plazo.
Cuando ocurre lo contrario, es decir, que se paga un precio en Bolsa muy superior al que racionalmente indica su valor intrínseco, lo que hay que hacer es vender de inmediato.
Es éste un fenómeno que no le pasa a todas las empresas siempre, pero que podemos asegurar que le pasa siempre a unas cuantas. Se trata de descubrir a cuáles le está sucediendo en cada momento.
Claro que no es evidente, y hay que conocer bien cada empresa, y hacer una estimación seria de su valor intrínseco. Además, nunca se está seguro del todo, es decir, hay que acudir a la intuición, y asumir un cierto riesgo de equivocarse.
No es fácil, entre otras razones, porque el rumor de mercado esconde a menudo la realidad de la empresa, y hace perder la sensatez en la evaluación de su estrategia y sus oportunidades a la hora de evaluar sus expectativas, que es de lo que en suma se trata. Si una empresa está sobrevalorada, se tiende a ensalzar todo lo que se refiere a la misma. Incluso ella misma se encarga de que sea así. Ver la oscuridad en medio de una luz cegadora no es nada fácil. Hay que ser un poco visionario para conseguirlo.
Lo mismo ocurre en sentido contrario, cuando lo que descuenta el mercado es una empresa perdedora, en un entorno de mercado negativo, en el que no se apuesta por su estrategia. El visionario ve luz en medio de la oscuridad, y apuesta por lo que nadie apuesta.
Hay dos elementos que influyen sobremanera en el comportamiento de los inversote de forma generalizada, al margen de las ideas o informaciones que afecten a un determinado sector o título de forma individualizada: la evolución global del mercado, y la sobre-reacción.
Con referencia a la evolución global del mercado, ésta actúa como punto de referencia, y si es positiva, los inversores tienden a presuponer que todos los títulos evolucionarán en ese sentido. Es decir, aunque una empresa no dé señales de mejora, su precio sube porque es arrastrada por el mercado que sube. Podríamos calificarlo como efecto arrastre.
En cuanto a la sobre-reacción, es algo muy estudiado y que se da cada vez con más fuerza en el mercado de valores: los ciclos de subida tienden a exagerarse, lo mismo que los ciclos de bajada. Es decir, las acciones suben más de lo que debieran, o bajan en exceso, de forma injustificada. Se podría decir que los mercados se embriagan cuando entran en un ciclo, y les cuesta serenarse. Podríamos llamarlo el efecto resaca.