Hace tiempo que en este blog he dejado escrito que no creo en las criptomonedas, y que como inversor me he mantenido alejado de ellas. Parece que la realidad me va dando la razón. La quiebra de FTX es un aviso a navegantes. ¿Cuántos inversores especulativos habrán perdido dinero? Y ¿cuántos de esos sabían en qué estaban invirtiendo y cuáles eran los mecanismos de creación de valor del activo?
Ahora se alzan voces que piden regulación. Me hace gracia que los mismo que ensalzaban el mundo cripto por su ausencia de regulación, ahora la exijan. ¡Qué cosas hay que ver en este mundo!
Sigo pensando que la tecnología blockchain tiene un gran futuro, y que las criptomonedas serán una realidad cuando las divisas actuales (dólar, euro, libra, yen…) se puedan utilizar en forma de criptodivisas, pero no veo un futuro para ellas fuera de ese ámbito.
Mientras tanto, aléjense de las criptomonedas, y procuren que sus hijos no caigan en la trampa del dinero fácil. A ver si alguna vez aprendemos que NO HAY DINERO FÁCIL. Y que nunca hay que invertir en nada cuyo mecanismo de creación de valor no entendamos.
Hola Juan Pablo. Quizás tienes razón, pero yo no lo veo. Detrás de los bancos centrales que responden por cada divisa existen unas reservas de oro y otras divisas y sobre todo la potencia económica de los estados que las legitiman: Estados Unidos para el dólar, la UE-euro para el euro, Japón para el yen, China para el yuan, etc. Detrás de las cibermonedas no hay nada…
Con esta reflexión estoy completamente de acuerdo. Hay que distinguir bien invertir de jugar!