De la estrategia a los resultados, el gran salto
Hay un proverbio español que dice que del dicho al hecho hay mucho trecho. En las empresas podría decirse que de la estrategia escrita a los resultados mejorados como consecuencia de esa estrategia, hay un largo camino que recorrer. Del modo que se recorra ese camino depende el éxito de cada empresa, tanto o más que el acierto en elegir una estrategia u otra.
Una encuesta recientemente realizada por la consultora McKinsey en más de 800 empresas de todo el mundo demuestra que los directivos no están satisfechos de cómo la estrategia se comunica, de cómo se concreta en objetivos, de cómo la organización se alinea con la estrategia, y de cómo se mide el avance de la empresa en la línea marcada por su estrategia.
La optimización del engranaje de operativización de la estrategia es un esfuerzo continuo al que se someten las empresas en la búsqueda de la perfección. Es lo mismo que los coches, que están perfeccionándose continuamente a cada modelo nuevo que se lanza. No se conforman con el nivel anterior, porque hay que ser mejor si se quiere atraer la atención de los nuevos competidores. Es el sistema capitalista en su más pura quintaesencia.
A la hora de operativizar la estrategia se trata de ser cada vez más fiable y más rápido. El proceso de operativización de la estrategia es como el sistema de transmisión de un vehiculo. Se trata de transmitir la fuerza del motor con eficiencia, y de seguir fielmente la dirección marcada por el conductor del vehículo.