Dilemas estratégicos
Las empresas se enfrentan a opciones alternativas a la hora de decidir sus estrategias, y sobre todo a la hora de implantarlas.
En las definiciones estratégicas de casi todas las empresas encontramos conceptos como los siguientes:
Crecimiento
Aumento de la rentabilidad
Mejora de la calidad
Desarrollo de las personas
Innovación
Obsesión por la satisfacción del cliente
Cuidado y compromiso por el medio ambiente
Dichos conceptos, y otros similares, no son siempre compatibles entre sí. O por lo menos, no es posible su persecución con el mismo énfasis. Hay que priorizar unos en detrimento de otros.
De hecho, hacer eficaz una estrategia es precisamente eso: imprimir mayor énfasis a unos objetivos estratégicos que a otros. Aquellas empresas que lo quieren todo con el máximo énfasis, que no quieren no quieren renunciar a nada, suelen obtener peores resultados, fruto de estrategias menos definidas, menos efectivas. Hay que saber escoger, y hay que saber renunciar, que es incluso más difícil.
El choque de opciones que representan tales dilemas suele producirse como consecuencia del choque de visiones en cuanto a un aspecto básico de la gestión de una empresa: el balance entre el corto y el largo plazo.
Sacrificar el corto plazo para asegurar unos mejores resultados a largo plazo, o hacer lo contrario, primar los resultados a corto plazo, aunque ello pueda afectar al largo plazo.
La respuesta a muchos dilemas se deriva de la postura que se escoja ante ese binomio corto plazo-largo plazo.
(En el apartado de artículos colgaré una versión ampliada de este comentario, entrando a analizar algunos de los dilemas más comunes)