Dividendos: pagar o no pagar, esa es la cuestión
Las empresas deben decidir con cuidado el pago de dividendos. Es algo que se debe de hacer siempre, pero más ahora que padecemos una etapa de crisis que conlleva momentos de tensión con los trabajadores y con los bancos.
No es de recibo simultanear un pago de dividendos normal con la demanda de recortes de empleo o salario a los trabajadores, ni tampoco lo es simultanearlo con la petición de financiación a los bancos. Estos últimos exigen que las empresas se capitalicen y que se financien con una proporción mayor de resursos propios. Los sindicatos exigen que los empresarios compartan el sacrificio. Todo empresario sensato lo debe entender.
Por desgracia existen empresarios que no lo entienden, y que siguen pensando que los dividendos son intocables. Lo malo es que luego se quejan del peso de los costes financieros, o de la mala disposición de la banca.
Si el equilibrio entre recursos propios y ajenos siempre fue importante, ahora es crucial. Quienes no lo entiendan así pasarán uná mala época. Muchos verán como de tanto apurar lo pierden todo.
Sería fantástico poder tener empresas que nos dieran suculentos beneficios sin poner ni un euro. Pero eso no es posible. Las empresas requieren capital. Algunos "empresarios" se están enterando ahora, después de tantos años de vacas gordas.