El bioetanol: ¿es una solución válida al problema energético?
Probablemente no es una solución totalmente óptima, ni definitiva. Pero es un intento más en la cruzada lanzada por la humanidad del siglo XXI en pos de una alternativa energética a los combustibles fósiles, al petroleo.
¿Qué se consigue, en teoría, con el bioetanol, como con otras opciones energéticas alternativas?
Primero, una reducción de la dependencia del petróleo. Segundo, una menor emisión de CO2. Tercero, una menor dependencia geopolítica de los países productores de petroleo, la mayoría de ellos en entornos sociales y políticos inestables. Y por último, cuarto, un impulso a la agricultura, un sector necesitado de nuevas fuentes de ingreso en todo el mundo.
¿Será fácil que todos esos beneficios se plasmen en la realidad, y a corto plazo? No.
A corto plazo, el uso del maíz para la producción de bioetanol, por ejemplo, ha provocado un encarecimiento de productos alimenticios básicos en México, con graves consecuencias sociales, que el gobierno de aquel país habrá de afrontar. A los agricultores mejicanos les resulta más rentable exportar su maíz a los Estados Unidos, para producir bioetanol. Pero, a medio plazo, ¿es malo que el sector agrícola mejicano aumente sus rentas?, ¿que se amplien y mejoren las explotaciones de maíz en el país?
También se teme que ótros países importadores de grano sufran las consecuencias de la inflación o el desabastecimiento producido por el efecto bioetanol. Es cierto que ese peligro existe, pero puede limitarse si se toman medidas, tanto a nivel global, como de cada país en cuestión. Egipto es uno de ellos. ¿Por qué Egipto no aprovecha mejor el agua del Nilo para producir cereal? Si los precios del cereal son más altos, las inversiones necesarias para poner en marcha explotaciones eficientes estarán justificadas.
En conclusión, no defiendo el bioetanol a ultranza y sin límites, pero creo que es un camino que hay que explorar, y creo en las fuerzas económicas para reajustar los pesos de la economía mundial para darle cabida a este nuevo negocio. El proceso de encaje exige el control y la intervención acertada de los gobernantes, a todos los niveles. Quizás aquí es donde temo más, porque así como creo que los empresarios y los actores económicos son eficientes en general (si se les deja actuar), entre los gobernantes a veces escasean los "artistas", y no debemos olvidar que gobernar es un arte.