Estamos viviendo un período en el que el inversor medio no sabe dónde poner sus dineros. Los depósitos bancarios ofrecen rentabilidades próximas a cero. La renta fija no renta más allá de un 1-2% y siempre que uno se olvide de los altibajos en el precio de los bonos. La renta variable (las acciones) son la mejor opción, pero ¿quien invierte sin inquietud cuando se da por sentado que estamos al final de un ciclo económico de crecimiento y al inicio de uno de alza de tipos de interés que seguramente hará que la bolsa caiga o en el mejor de los casos se mantenga plana?
El nuevo maná
El nuevo maná
El nuevo maná
Estamos viviendo un período en el que el inversor medio no sabe dónde poner sus dineros. Los depósitos bancarios ofrecen rentabilidades próximas a cero. La renta fija no renta más allá de un 1-2% y siempre que uno se olvide de los altibajos en el precio de los bonos. La renta variable (las acciones) son la mejor opción, pero ¿quien invierte sin inquietud cuando se da por sentado que estamos al final de un ciclo económico de crecimiento y al inicio de uno de alza de tipos de interés que seguramente hará que la bolsa caiga o en el mejor de los casos se mantenga plana?