El teletrabajo de los funcionarios, ¿qué implica?
¿Qué consecuencias tiene en su productividad?
Leo un artículo de Fernando Valls en el diario La Vanguardia que me produce inquietud. La noticia es que el 44,1% de los 162.828 funcionarios de la Administración General del Estado teletrabajan al menos 2 días a la semana.
No explica qué hacen el resto de administraciones en España (a nivel autonómico, provincial o local), pero me imagino que las cifras de “trabajo a distancia” pueden ser similares.
Aunque las razones son de índole medioambiental (reducir el impacto energético), me inquieta saber qué impacto tiene sobre la productividad de los funcionarios, que nunca ha destacado por ser ejemplar. La noticia no dice nada al respecto. No estaría de más que se investigara.
Me pregunto si esos funcionarios empezaran la jornada de trabajo a su hora, o cómo resolverán la archiconocida pausa para el almuerzo, por ejemplo. Mucho me temo que la productividad será aún inferior a la que venían registrando hasta ahora. Aunque estaré encantado si alguien me demuestra lo contrario.
Me temo que si antes la avalancha de candidatos/as a funcionarios ya venía siendo monumental cuando se convocaban plazas públicas en cualquier ámbito de la Administración, ahora ese avalancha aumentará hasta convertirse en un tsunami.
Si en el ámbito de la empresa privada ya es problemático gestionar la productividad de los empleados que teletrabajan, y por eso se ha ido dando marcha atrás, a pesar de que los mecanismos de control de la productividad y de gestión de personal son mucho más eficaces que en la Administración, no quiero pensar qué nos vamos a encontrar los ciudadanos cuando algún asunto dependa de los funcionarios públicos…
El “vuelva usted mañana” de Larra se va a convertir (ya se está convirtiendo) en “vuelva usted pasado mañana”.
En definitiva, una razón más para abordar seriamente la regulación de la función pública, que acabe con el derroche de nuestros impuestos y con la ineficiencia que se traduce en una palanca de competitividad fallida en el Estado español.
Por si a alguien le cuesta visualizarlo, daré sólo tres ejemplos de lo que estoy hablando:
Unos plazos de resolución de las licencias de obras que llegan a los 3 años en algunos ayuntamientos
Plazos de resolución de causas judiciales que llegan a los 10 años
Un aumento continuo de las plantillas públicas, a todos los niveles
Tú sabes, querido lector, que hay cientos de más. Seguro que los has vivido en tus propias carnes.
No es culpa directa del teletrabajo, pero es un síntoma más que hace evidente que hay, que debe haber, otra manera de gestionar la función pública.
Poner un like aquí me parece sarcasmo
Ese tema es el único que llego a hacerme preguntas sobre lo qué hago yo aquí, pero lo aguanto desde que contrato el servicio de aguantarlo
Interesante reflexión. Sería de valor también conocer casos ejemplares de productividad y eficiencia sea cual sea la distancia al puesto físico de trabajo. Seguro que los hay aunque un sistema que garantiza el trabajo de por vida no lo promueve ...