En China afrontan una crisis inmobiliaria que puede derivar en crisis financiera y política
El gobierno chino no ponía pegas hasta ahora al boom inmobiliario, porque daba a sus ciudadanos la ilusión de hacerse ricos comprando inmuebles y a la vez permitía acoger en las ciudades la brutal migración del campo a la ciudad que el país ha experimentado en las últimas décadas.
Pero estos días estamos viendo que la fiesta se ha acabado.
La inevitable bancarrota del gigante inmobiliario chino Evergrande nos está demostrando una vez más que el sector inmobiliario no está libre de riesgos, y que del mismo modo que sube en vertical a los cielos, cae en vertical a los infiernos. En los últimos meses la compañía ha perdido el 90% de su valor en bolsa. Y su deuda asciende a 300.000 millones de dólares. Que se dice pronto.
A vista de pájaro lo de Evergrande se explica por 3 razones:
Una clara ralentización de la demanda de vivienda en China, debido a lo que he comentado, que el desembarco de población del campo a la ciudad ya no se produce al ritmo de años anteriores. Y, al fin y al cabo, el sector inmobiliario no es ajeno a la ley de la oferta y la demanda, y a la necesidad de la existencia de una demanda real. No puede sostenerse eternamente solo con la demanda especulativa de inversores que creen que sus activos nunca pierden valor. Lo pierden, de golpe, y mucho.
Un apalancamiento salvaje, que se demuestra a todas luces excesivo. Una consecuencia de una política de crecimiento descontrolado, de huida hacia adelante, en un sector donde, como en crisis anteriores, se partía de que sus activos nunca perdían valor. Es decir, como pasó aquí, y en tantos otros lugares, pero en las enormes proporciones del gigante chino...
Una gestión nefasta que, tras elevar a la empresa al cénit del éxito, pierde el norte y el control de su futuro. "Se les sube el éxito a la cabeza" y aparcan el sentido común. Se creen infalibles e invencibles. Como en tantos otros casos, es el principio del fin.
Las bolsas mundiales están en vilo. Se habla de un nuevo Lehman Brothers. Todos confían en que el gobierno chino tomará medidas para que el impacto en el pueblo chino sea limitado, aunque seguro que aprovechará para acabar de mandar un mensaje a sus empresarios de que hay unos límites en el capitalismo a la china que no se pueden traspasar.
Creo que el caso Evergrande implicará una nueva etapa en la economía y en la sociedad chinas.