A la hora de invertir hay que fijarse en quienes son los gestores de los activos en los que queremos invertir. Siempre ha sido así y en momentos de incertidumbre, de volatilidad, de cambio de ciclo, lo es aún con más razón.
Estamos en el momento de los buenos gestores. Quizás debería decir: de los gestores excelentes.
Es ahora cuando se distinguirá el grano de la paja. Cualquiera puede ser buen gestor en tiempos de bonanza y estabilidad, pero pocos lo son en tiempos de zozobra, como los actuales.
Y eso sirve para cualquier activo en el que consideremos invertir:
Bonos, cuya evolución dependerá de la gestión de los emisores (sean entidades públicas o privadas) y de la habilidad de los gestores de los fondos que los compran y venden.
Acciones, que dependerán igualmente de la gestión de los directivos de cada compañía cotizada y del criterio de selección de los gestores de los fondos de renta variable.
Activos alternativos, que evolucionarán en función del valor que sean capaces de crear sus gestores, con el apoyo de los gestores de los fondos que invierten en ellos.
Como en todo negocio, se trata de comprar barato y vender caro. Y se compra barato cuando se selecciona bien lo que se compra. Y se vende caro cuando se ha sabido crear valor en el período de posesión del activo. Los grandes gestores saben hacer ambas cosas. Y lo siguen haciendo igual en momentos difíciles.
Como inversores nos hemos de centrar en seleccionar buenos gestores. Mi consejo: combinar en la cartera gestores de trayectoria amplia contrastada (de resultados no espectaculares pero buenos y constante) con gestores menos experimentados pero de trayectoria fulgurante. Un 75% de los primeros y un 25% de los segundos.
Eso sí, la clave está en encontrarlos y elegirlos bien.