Esclavos de las redes sociales
O mejor podríamos decir esclavos del smartphone. Así es como se encuentra en estos momentos la mayoría de la humanidad. Quien iba a decirlo.
El smartphone se ha convertido en una parte inseparable del ser humano del siglo XXI. Las consecuencias sociales y económicas son de gran calado. Algunas son positivas: nos permiten comunicarnos en cualquier momento y en cualquier lugar. Estar al día de todo en todo momento. Informarnos de cualquier cosa que nos interese de manera fulminante. Recoger imágenes de lo que pasa a nuestro alrededor en cualquier momento y compartirlas con el mundo. Pero todo eso trae consigo una dependencia que nos arrastra a una especie de esclavitud, de dependencia enfermiza, que es extraordinariamente perniciosa. Y que me pregunto si no nos estará convirtiendo en imbéciles.
Cuando vemos un paisaje bonito o asistimos a un evento interesante, nos preocupa más captarlo en nuestro terminal que disfrutar del mismo en directo. Antes criticábamos a los turistas japoneses porque solo estaban pendientes de fotografiar sus viajes y no de disfrutarlos. Ahora lo hacemos todos.
La eclosión de las redes sociales ha convertido a muchos en adictos a los mismos. Pendientes de alimentarlos o de consumirlos. Haciendo reportajes gráficos de nuestras vacaciones o buscando la ocurrencia ingeniosa. Todo por acumular likes y "amigos". O pendientes de qué han escrito en las redes aquellos (muchos) a los que seguimos. Ya no podemos ni sentarnos a comer tranquilos, sin mirar de reojo a nuestro teléfono.
Esto no es vida. Estamos acabando con nuestra vida social y sustituyéndola por un sucedáneo. ¿No os parece? Cada vez son más los que dejan esa droga, consciente de que están enganchados.
Y no hablemos del impacto económico. Las redes sociales se han convertido en los nuevos medios de comunicación, y han supuesto una revolución en el sector. Las televisiones han visto caer drásticamente sus audiencias y la prensa escrita está en una crisis vital de la que trata de salir como puede. Esta misma semana hemos visto como un Youtuber (una figura que ha nacido al calor de las redes) ha entrevistado al futbolista Messi. ¡No ha sido un medio de comunicación "normal"! ¡No ha sido un periodista!
No es de extrañar que la publicidad se haya mudado a Internet y una gran parte de los presupuestos publicitarios haya abandonado a los medios pre-Internet y eso haya colaborado en la enorme crisis que sufren.
La cuestión es: ¿es un proceso reversible? Quienes creemos que la verdadera red social es la de los amigos de verdad y que la información y el entretenimiento hay que reposarlos bien, con un libro, con una revista especializada, con una actividad mental o física, a poder ser compartida; que los medios de comunicación han de estar en manos de profesionales y proporcionar información contrastada y panorámica y han de colaborar a un análisis sosegado y fundado de los temas, somos optimistas.