Flexibilidad para afrontar un posible cambio de ciclo
Llevamos bastante tiempo en un ciclo expansivo, en España y en muchos otros países, desde la crisis de la burbuja tecnológica de 200-2001. Las empresas deben estar preparadas para cuando el ciclo cambie, que lo hará, y no se puede predecir a ciencia cierta cuándo será. ¿Cómo estar preparadas? Adoptando medidas de flexibilidad. Flexibilidad como la de un junco, que hace frente a los malos vientos sin romperse, sino que permite adaptarse según hacia donde soplen. Y que incluso permite apoyarse en el viento para catapultarse de nuevo, y recuperar e incluso superar la posición inicial. Después de una crisis hay empresas que desaparecen y otras que saben salir reforzadas. Las que salen reforzadas son las que se preparan para esa crisis, y adoptan la postura del junco. ¿En qué se ha de notar esa flexibilidad? En todos los aspectos de la empresa: a) En la plantilla, evitando las plantillas fijas excesivas, y entretejiendo una red de alianzas con proveedores y subcontratistas, que permitan rebajar la actividad todo lo que obligue la crisis, y recuperarla con fuerza cuando empiece la recuperación para retomar velocidad y sacar ventaja a la competencia. b) Externalizando procesos, quedándose sólo con los procesos estratégicos en los que convenga preservar el conocimiento y las competencias profesionales, pero subcontratar todo el resto: administración, informática general, mantenimiento, limpieza, telecomunicaciones, etc. c) Disminuyendo, en general, los costes fijos. Variabilizar costes a ultranza. En definitiva, rebajando el punto de equilibrio. Pero sin renunciar a nada, y sin abdicar de aquello que sea esencial para el negocio. d) Reforzando el balance. Rebajando los dividendos, o eliminándolos, para aumentar los fondos propios. Moviendo la financiación a largo plazo. Aplazando la entrada en negocios exigentes en capital, salvo que la oportunidad sea obvia y urgente. e) Diversificando riesgos. Tanto de producto como de mercado. Reduciendo la dependencia de clientes y/o proveedores clave. Trabajando para distribuir mejor el ABC de clientes y proveedores.
Y, sobre todo, hay que estar atentos para recoger velas cuando los síntomas de llegada de la crisis se empiecen a sentir, pero nunca abandonar el barco, ni quitar las velas (si se me permite el símil), sino tenerlas preparadas para largarlas en cuanto vuelvan a soplar buenos vientos. Sólo así podremos adelantar a nuestros competidores, incluso a los más grandes, que quizás sean más torpes para maniobrar ne malas condiciones. Las crisis son una gran oportunidad para crecer y desarrollarse. Los que saben gobernar el navío empresarial en medio de las tempestades o las calmas, y se mantienen atentos a la vuelta de los buenos vientos, son quienes acaban dominando la regata. Ahora que vivimos en España (en Valencia) tiempos marineros, con la celebración del Desafío de la Copa América, es ésta una buena manera de verlo.