Globalización a tres niveles
La globalización, entendida como la adopción del globo terraqueo como el territorio de referencia para la actividad empresarial, ha de abordarse, en mi opinión, en tres etapas sucesivas:
Comercial: vender realmente en todo el mundo. No puntualmente, sino recurrente y sistemáticamente.
Industrial u operativa: contratar personal, contratar proveedores y fabricar en todo el mundo. Sobre todo, acercar la producción a los principales mercados.
Financiero-corporativa: financiarse y domiciliarse allí donde sea más conveniente, de modo que se corten las ligaduras históricas con un país en concreto, cuando el negocio ya haya dejado de hacerse principalmente en tal país.
Las empresas españolas, en su mayoría, apenas están en la primera etapa, y en general, al inicio de la misma.
El gran reto, generacional, de las empresas españolas, que afecta a empresarios, directivos y mandos intermedios, es globalizarse. Pensar en global. Es el único camino si queremos iniciar una recuperación de nuestra alicaída economía. El futuro (¿finales del siglo XXI?) lo monopolizarán las empresas que hayan completado todas las etapas de la globalización. Los empresarios chinos, por ejemplo, han completado rápidamente, en su mayoría, la primera etapa, van a marchas forzadas por la segunda, y no tardaremos en verlos inmersos en la tercera.
En cada industria sólo habrá espacio para unas decenas de empresas globales. ¿Cuántas españolas habrá entre ellas? Sólo unas pocas lo han conseguido (Inditex, Mondragón, Roca, etc.). Muy pocas (por no decir ninguna) ha completado las tres etapas, como lo han hecho verdaderas empresas globales como Coca-Cola o Arcelor Mittal, por ejemplo.