Yo creo que Carlos Torres, el presidente del banco BBVA, es un gran directivo y una buena persona. O esa es la impresión que me da, siguiendo sus pasos a través de los medios de comunicación, y viendo los magníficos resultados que está consiguiendo en el banco.
Pero la OPA hostil que el BBVA lanzó sobre el Banco de Sabadell no ha tenido éxito.
Ahora son muchos los que se han lanzado a explicar las razones de ese no éxito (no me atrevo de calificarlo de fracaso). Yo me atrevo a apuntar una hipótesis: la arrogancia.
¿Qué me ha hecho pensar en esa causa? Pues que la arrogancia suele ser el mayor problema de los directivos ganadores, de las empresas ganadoras. La arrogancia, mata. Nos hace pensar que somos perfectos, que somos insuperables, que todo lo que hacemos es inmejorable, que el mundo ha de rendirse a nuestros pies, que si los demás no aprueban lo que hacemos o lo que decimos, es porque están a otro nivel…
Yo he vivido en un entorno de arrogancia, en una firma que murió a consecuencia de la arrogancia, a consecuencia del éxito, a consecuencia de haber alcanzado la perfección. O de habernos creído que habíamos alcanzado la perfección. Y ese es el inicio del fin. En las personas y en los grupos humanos.
¿Ha pasado algo similar en BBVA? No lo sé, pero me he puesto a buscar el currículo de su presidente y me he encontrado con indicios que me hacen sospechar de que algo de eso haya…
Carlos Torres es, sin duda, una persona muy inteligente. Estudió en prestigiosas universidades americanas (en la Sloan Business School y en el MIT); lo mejor de lo mejor. Seguro que con buenas notas. Y su carrera profesional empezó (como no) en McKinsey, la más prestigiosa de las firmas de consultoría de negocios, de la que llegó a ser socio (el máximo nivel en el mundo profesional). Después de 5 años en Endesa, en 2008 pasó al BBVA, en el que llegó a presidente en sólo 10 años (2018).
Con ese CV es normal que uno esté sobrado de ego. Aunque no lo quiera.
Y que se rodee de profesionales con perfiles semejantes.
De ahí a la arrogancia sólo hay un paso.
Analicen ustedes los errores cometidos por BBVA en la OPA de Sabadell y luego díganme si no ven indicios de arrogancia.
Arrogancia educada y no exteriorizada, pero arrogancia.
Me falta ese análisis que recomiendas para ver esos indicios de arrogancia que mencionas, Paco.
Seria interesante, seguro!