Ha ganado Trump, pero en realidad ha perdido Harris
Las elecciones no se ganan, se pierden
Me atrevo a hacer mi propio análisis del resultado de las elecciones norteamericanas, con la legitimidad que me da ser un ciudadano del mundo que, como todos, estamos pendientes de lo que sucede en el país que lo domina y nos domina. También porque creo que la enorme distancia con la que puedo analizar el tema, me ayuda a verlo con perspectiva.
Creo que ha ganado Trump no solo por sí mismo, quien es y qué propone, sino que ha perdido Kamala Harris precisamente por lo que no es y por lo que no propone.
Podemos criticar muchas cosas de Trump, y yo soy el primero, pero todos estamos de acuerdo en que es un político con personalidad. Nos guste o no. Pero ¿qué podemos decir de Harris? Yo no sé decir cuál es su personalidad. La imagen que me ha transmitido es la de una persona honesta, probablemente inteligente, quizás capaz de dirigir un gran país, pero de una ausencia de personalidad, de sello propio.
En ese sentido, al menos, podemos decir que Trump es un soplo de aire fresco en un mundo político mundial demasiado “burocratizado”, demasiado continuista, sin que se vea un avance serio en los problemas que nos agobian a todos (las guerras lo primero). Obviamente, la gran duda es si ese soplo de aire acabará constipándonos a todos, y nos llevará al hospital, añorando los tiempos aburridos pero tranquilos de la era Biden/Harris… como muchos nos tememos.
Pero, sinceramente, deseo que no sea así. No porque simpatice con Trump, sino porque necesitamos que alguien pruebe nuevas políticas, para que si funcionan lo asumamos, y si no, despertemos del letargo. Estoy pensando en inmigración, en China, en Rusia/Ucrania, en Israel/Palestina, en vivienda, en comercio internacional, en capitalismo salvaje, en burocracia, etc. etc.
En ese sentido se abre un período en el que habrá que estar muy atento.
Y especialmente atento al experimento que Trump quiere hacer encargándole al “mago” Elon Musk una reforma total de las administraciones públicas en EEUU. Personalmente creo que todas las administraciones públicas necesitan ser reformadas para ganar en eficiencia y productividad. La española la primera, sólo hace falta ver en estos días la actuación en la catástrofe de Valencia. Si Musk tiene éxito en esa tarea, aunque sea parcial, habrá que sacar enseñanzas y valentía para aplicarse en algo similar en nuestro país.
Si la política quiere recuperar a los ciudadanos, ha de actuar, ha de hacer algo, ha de escuchar sus quejas y aplicarse en soluciones. Insisto, empezando por aquí y siguiendo por toda Europa, y en especial por la Unión Europea, un monstruo muy desprestigiado que es más una barrera que una ayuda al avance del proyecto europeo, ahora más necesario que nunca.
Las empresas europeas, que son el motor de la sociedad, necesitan una administración eficiente, que no ponga trabas sino que acelere, y unos políticos inteligentes y con personalidad.
En suma, que no tenemos más remedio que ver la elección de Trump más como una oportunidad que como una amenaza. Démosle un voto de confianza, al menos hasta que no nos demuestre lo contrario.
Como mínimo nos esperan 4 años removidos y con cambios asegurados.
Serán para que todo siga igual?!
Ojalá así sea y la Administración Trump sea un remezón que sirva para resetear burocracias e incompetencias.
Hay que respetar la voluntad de los norteamericanos que lo han votado conscientemente a pesar de sus causas judiciales y de las denuncias públicas de antiguos colaboradores por sus manejos incompetentes cuando era Presidente.
Me parece muy bien que Elon Musk defienda lo suyo si va a recibir del Gobierno millonarios contratos de la Agencia Espacial y será un regalo para los coches de Tesla si Trump aumenta los aranceles a las importaciones chinas más de un sesenta por ciento ( o más). Yo haría lo mismo que Musk. Pero los intereses de Musk no tienen que ser necesariamente los del resto de personas.
Como bien dices, habrá que estar alerta de lo que hace un señor que se barniza todos los días de color naranja como un clown. Cuando un clown se muda a un palacio no se convierte en rey, sino que el palacio se convierte en un circo. Ojalá sea para bien.