¿Hacia dónde va la economía y los mercados financieros?
Mi sentimiento actual es que hay dos escenarios contradictorios, como suele ocurrir muy a menudo en economía, que pugnan por imponerse en la mente de los actores económicos, y en definitiva en los mercados financieros y las Bolsas.
Uno es pesimista, y defiende que estamos ante el final de un ciclo y el agotamiento de un modelo de crecimiento basado en el petróleo en los últimos 50 años, y en los tipos de interés bajos en los tiempos recientes, todo ello aderezado con la irrupción de Asia en general y en especial China e India en los mercados industriales y el consiguiente impacto en los tejidos industriales de los países industrializados y en el agotamiento y encarecimiento de las materias primas ante la enorme demanda emergiente.
El otro defendería que todo ello es positivo para la economía mundial, y que lo único que necesita es un período de reajuste, en las economías occidentales, por ejemplo, y en la realidad de un petróleo caro, que obligará a buscar alternativas, y que incluso puede que ayude a avanzar en las energías renovables. Que los tipos de interés tienen espacio para subir. Y que, salvo la incertidumbre del terrorismo mundial, la economía mundial no había estado en una situación mejor en mucho tiempo.
Desde este último punto de vista, se interpreta como positivo que las Bolsas y las economías mundiales hayan aguantado de hecho tan bien la subida del petróleo. Incluso se podría plantear la siguiente pregunta: ¿Si las Bolsas han aguantado precios de más de 50 dólares para el barril de petroleo, qué podría pasar si el precio bajara, aunque fuese sólo a 40 dólares? La respuesta es un boom de las Bolsas.
Así pues, nos encontramos ante dos escenarios contradictorios: uno pesimista que vaticina una caída de las Bolsas como consecuencia del agotamiento del ciclo alcista, al imponerse los factores negativos como petroleo, alza de tipos de interés, alza de materias primas, etc.; y otro optimista, que defiende que el substrato de la economía mundial es de fortaleza, y que a poco que los frenos que la detienen desparezcan o disminuyan, se producirá un alza espectacular de los precios de las acciones, dejando al margen el posible alza, tibia, de los tipos de interés.
¿Qué escenario es el bueno?
De fondo, dos nubarrones: uno a corto, la probabilidad de explosión de la burbuja inmobiliaria; otro a largo, y que influye poco, el envejecimiento de la población en los países ricos.
es decir, tenemos temas para seguir hablando por mucho tiempo.
¡Ah!, por cierto, yo estoy más en la línea optimista. Quien crea en ella y acopie ahora títulos de renta variable, puede ganar mucho dinero.