Las estrategias de éxito se quedan en papel si no hay un equipo directivo que las implante. La clave del éxito de una estrategia es la organización y las personas, el organigrama y el personigrama; cada día estoy más convencido de ello. Hay quien dijo “Mi organización es mi estrategia”. Creo en ello al cien por ciento.

En consecuencia creo que hay que invertir en líderes, en buenos directivos.

Desde la perspectiva del accionista, del inversor, creo que se debe invertir teniendo en cuenta quien lidera una empresa, porque ese liderazgo es mucho más importante que el sector en el que la empresa se mueve, o los productos que vende. Los líderes crean el éxito de la nada, sea en un sector u otro; saben aprovechar o incluso crear las oportunidades, y aprovecharlas, en cualquier circunstancia.

Jim Collins incide especialmente en su exitoso libro “Good to Great” (que el lector encontrará comentado en la sección de artículos de esta web) en la importancia del equipo antes de la estrategia. Viene a decir que un buen equipo hace buena una estrategia mediocre, pero un mal equipo no es capaz de alcanzar el éxito por muy buena que sea una estrategia. De hecho, los buenos equipos suelen diseñar buenas estrategias, los malos, malas.

Un artículo reciente en el McKinseyQuarterly (2005,1) incide en la idea. Su título lo sintetiza: El liderazgo como el punto de partida de la estrategia. Su tesis es que las empresas, desde dentro, deben invertir en líderes, en crear líderes, si quieren tener éxito, si quieren diseñar e implantar estrategias de éxito.