Invertir en startups, ¿cuestión de intuición?
Acertar a la hora de invertir en una startup es algo muy difícil de racionalizar. Aunque no por ello hay que dejar de intentarlo.
Yo creo que hay que tratar de reducir la cuestión a lo más básico (rebuscando en la maraña de presentaciones y números que los emprendedores nos ponen delante): qué se pretende vender en esencia, a quien se le pretende vender y a quien se ha de desplazar o ganar en la lucha por el dinero del cliente. ¿Es razonable pensar que la propuesta de valor al cliente de la nueva empresa tenga éxito (es decir, produzca ventas crecientes y beneficios suficientes)? ¿Es razonable pensar que ese éxito sea asumible en un período de tiempo aceptable? ¿Son la posición de mercado y la rentabilidad sostenibles en el tiempo?
Por desgracia no siempre nos hacemos bien esas preguntas; que son sustancialmente intuitivas. Y por desgracia son muchas las inversiones que responden negativamente a ellas, pero nos damos cuenta cuando ya es tarde, porque ya hemos invertido un dinero que entonces vamos a perder.
Y no sólo hay que hacerse esas preguntas para no invertir, sino también, siendo más positivos, para cambiar el enfoque del negocio y entonces hacer la inversión con un poco más de posibilidades.