La alquimia de los negocios
Estoy en el proceso de escribir el libro EL LEGADO DE ARTHUR ANDERSEN, junto a mi colega Carmelo Canales. Hoy hemos estado trabajando en el modelo de negocio de dicha firma y se me ha ocurrido pensar en qué es un modelo de negocio exitoso en términos de una reacción química.
Las reacciones químicas necesitan la combinación de tres cosas para que funcionen, lo mismo que los modelos de negocio:
1. Escoger los componentes adecuados, los elementos de la fórmula. Si falta un elemento, la reacción no se produce, o no da los mismos resultados. Los modelos de empresa han de ser redondos, han de contener todos los componentes. A veces un componente menor o insignificante es la clave.
2. Acertar con las proporciones. En las empresas, a veces lo que parece igual no es lo mismo, porque se aplica en distintas proporciones o con distinto énfasis odistinta disciplina. Este suele ser el problema principal.
3. Que la fórmula se aplique en un entorno adecuado que maximive su efecto. En la empresa significa a veces que el éxito implica también un factor oportunidad, o suerte si se quiere.
A todo eso hay que añadirle que las fórmulas se deterioran con el tiempo, ya sea por el tercer factor, que hace que cambie el entorno y no funcione, o por el segundo, porque el énfasis o la disciplina con que se aplica el modelo han decaido. O por una combinación de ambos. Los modelos de empresa, como los experimentos químicos, son difícilmente repetibles al 100%. Hay que reajustarlos continuamente.
Por todo ello el management tiene una parte de técnica y otra de arte.
Quizás por ello la fórmula Arthur Andersen funcionó en un entorno de espacio y tiempo con el éxito que funcionó y sin embargo no es repetible sin más ahora mismo.