Hubo una época en la que la banca era un negocio y pertenecer a ella era una pátena de intocabilidad a la que aspiraban las familias españolas. Hoy ya no es así. Todo el mundo se aleja de la banca como si fueran apestados. Y desde luego que lo son, al menos en dos instancias muy poderosas: la opinión pública y el sistema judicial.
La banca, esa apestada
La banca, esa apestada
La banca, esa apestada
Hubo una época en la que la banca era un negocio y pertenecer a ella era una pátena de intocabilidad a la que aspiraban las familias españolas. Hoy ya no es así. Todo el mundo se aleja de la banca como si fueran apestados. Y desde luego que lo son, al menos en dos instancias muy poderosas: la opinión pública y el sistema judicial.