La burbuja inmobiliaria se deshincha… en Norteamérica
En los Estados Unidos, donde el precio medio de los pisos o casas es de $230.000 (unos miserables 180.000, es decir, una bagatela, comparado con los precios de los pisos en España), consideran que el boom inmobiliario que han experimentado en los últimos años, ha llegado a su fin.
Los precios, que en 2005 subieron a un ritmo de un 15%, apenas suben ahora una media del 1%, y de hecho bajan en algunos estados.
Los expertos económicos están asustados por las consecuencias que ese frenazo, que no descartan que llegue a ser una caída generalizada de los precios, pueda llegar a tener sobre la economía estadounidense. De hecho argumentan que la subida del precio de los inmuebles ha sido la causante de un tercio de los puestos de trabajo creados en el país desde 2001, o la responsable de la mitad del crecimiento del PIB en 2005. En estos últimos años, el consumo americano ha crecido porque los ciudadanos se han sentido nominalmente más ricos, porque sus casas valían más. De hecho, han recurrido a aumentar sus hipotecas, en paralelo al aumento de valor de sus casas, usando el dinero recibido para gastar más.
La cuestión es: ¿si los americanos se despiertan un día viendo que ya no son tan ricos como pensaban, cortarán su consumo de raíz, hundiendo a su economía, y arrastrando de paso a la des resto del mundo, que en gran parte depende de ella?
El hecho de la caída de precios de las casas es inevitable, y la esperanza que nos queda, como siempre en economía, es que la caída no sea brusca, de modo que la reducción del gasto de los consumidores americanos sea paulatina. Si fuera así, quizás se recompusieran las tasas de ahorro en el país, y de paso se redujera la dependencia de los fondos extranjeros para cubrir el déficit fiscal, todo ello acompasado con un reequilibrio de los tipos de interés mundiales, y de los tipos de cambio, en el que el dólar volviese a cambiarse a 1,1 dólares por euro.
En fin, que todos dependemos de lo que valgan las casas en Estados Unidos. La verdad es que, al precio que van, a algunos españoles no nos importaría echar una mano comprando alguna casa yanqui, si es que con ellos arreglamos la economía del mundo.
¡Todo por la causa!