La burbuja inmobiliaria se traslada a la bolsa
Somos un país enamorado de los inmuebles. Los españoles anhelan tener una casa, y para la mayoría de ellos esa es su prioridad vital. Tener una casa en propiedad es, de alguna manera, haber triunfado en la vida.
Por otro lado, cuando se tienen unos ahorrillos, no se sabe qué hacer con ellos, salvo invertir en inmuebles. Aquí siempre se ha pensado que "los pisos son la inversión más segura". En parte por simplicidad o desconocimiento, en parte por desconfianza en los bancos. Invertir en un piso o un local, es algo que se entiende, que se toca. Invertir en acciones o bonos, es algo etéreo, desconocido. Además, fiscalmente, la inversión en pisos está incentivada. Si es para uso propio, tiene desgravaciones. Si es para alquilarlos, como la mayoría de alquileres no se declaran, son rentas ocultas al fisco.
Así como son bastantes los países que han padecido o están padeciendo la burbuja inmobiliaria (aunque ninguno con la fuerza y duración del fenómeno que se ha padecido en España), sin embargo los españoles estamos descubriendo un nuevo fenómeno: el traslado de la burbuja inmobiliaria a la Bolsa.
Las inmobiliarias cotizadas han sido las grandes ganadoras de 2006, y sus precios están alcanzando cimas inaccesibles en 2007.
Aún hay quien predice mayores crecimientos y suculentas plusvalías futuras. Yo, por si acaso, prefiero mantenerme alejado de esa locura irracional.
¿Provocarán las inmobiliarias la mayor crisis de la bolsa española? Creo que es un riesgo que no deberíamos descartar.