La cigarra y la hormiga
Con todo el respeto hacia los empresarios, entre los que me considero uno más, creo que en estos momentos es adecuado recordar la fábula de la cigarra y la hormiga.
Leo en el diario Expansión del pasado lunes una noticia sobre cómo está afectando la crisis al sector de tejas y ladrillos en España, y recoge las palabras del responsable de la patronal que dice literalmente “Vamos a tener que destruir mucho empleo por el desplome de nuestra facturación”, y reclama una rebaja de los costes eléctricos, y ayudas del gobierno.
No dudo que la crisis les afecte, pero el mismo artículo recoge el dato de que el sector llevaba 6 años creciendo a tasas del 10% o superiores. ¿Dónde han ido a parar los beneficios acumulados?
También reconoce el artículo que la calidad del producto es buena, y que se puede exportar para paliar la caída del mercado doméstico, pero actualmente apenas llegan a exportar el 5% de la producción.
Creo, en definitiva, que en este sector, como en muchos otros, ha acabado la época de vino y rosas, y hay que apretarse el cinturón. El gobierno, es decir, todos los ciudadanos, hemos de ayudar, pero ha de ser el propio sector el que tome las medidas más valientes, como salir a vender más al exterior, o consolidarse, creando empresas más grandes, para optimizar plantillas, instalaciones y redes comerciales. E incluso cerrar empresa, ¿por qué no?. Las que no valgan han de cerrar; es lo lógico y lo deseable por la sociedad, aunque no guste a los afectados.
La cigarra de la fábula no guardaba en los buenos tiempos, sino que lo consumía en viajes, mansiones o coches de lujo; la hormiga ahorraba para hacer frente a los tiempos difíciles. Ha llegado el tiempo de las hormiguitas. Bienvenido sea. Espero que su papel se vea revalorizado, y en las próximas vacas gordas tengamos menos cigarras. por el bien de todos.