La clave del éxito de los biocombustibles es la biomasa
En estos momentos, la búsqueda de la piedra filosofal que se dio en la Edad Media, se ha sustituido por la búsqueda de fuentes de energía alternativas, sostenibles por su disponibilidad amplia o incluso ilimitada, y por no ser nocivas para el medio ambiente.
No será nada fácil, pero existe una fiebre de las energías alternativas y sostenibles en todo el orbe. Y muchos cerebros, y mucho dinero, se están volcando en el empeño.
En materia de combustibles alternativos a los fósiles, aplicados a la producción de energía cinética (movimiento) y en especial orientados a los automóviles, se está apostando por losbiocombustibles: el biodiesel y el bioetanol.
Brasil ya está utilizando el bioetanol, a partir de la caña de azúcar, desde hace tiempo; y sus coches están adaptados a usar bioetanol desde hace años. Cualquiera que haya paseado por las calles de cualquier ciudad brasileña habrá notado el olor dulzón que desprenden los coches.
Estados Unidos ha apostado por ellos, y los granjeros norteamericanos están esperanzados de que su maíz tenga usos alternativos, y que los americanos cambien gasolina árabe por maíz patriótico.
La Union Europea también apuesta, pretendiendo sustituir el 10% del petróleo por biocarburantes, de aquí al 2020.
En el caso europeo, ¿de dónde va a salir la materia prima? Europa no tiene capacidad de producir maíz, caña de azúcar, aceite de colza, u otros productos válidos para biocarburante. E importarlos no soluciona nada. La solución está en la biomasa, en los desechos vegetales.
Desarrollar los procesos de recogida, procesado y utilización de la biomasa convertida en carburante, es la clave para el éxito de la sustitución de petroleo por estos nuevos combustibles.
¡Y el campo español, y los agricultores, pueden sacar un interesante retorno económico de todo ello!