La consolidación global del sector del automóvil
El imparable fenómeno de la consolidación global va avanzando en un sector tras otro, como consecuencia del fenómeno de la globalización que estamos viviendo, y que comentábamos en el artículo reciente sobre el libro de Friedman The world is flat.
Un sector en el que el avance es más evidente es el del automóvil. A pesar de que ya ha experimentado varias fases de consolidación a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, aún tiene recorrido para ahondar en esa consolidación.
En ese sentido, en los próximos años, las marcas automovilísticas se van a seguir integrando entre ellas, de modo que queden no más de 3 ó 4 empresas globales.
Mi apuesta es que cada uno de esos grupos será el resultado de la unión de los mejores fabricantes de las tres economías líderes en el mundo del automóvil: Europa, los EEUU y Japón.
El primer grupo sería el formado por Daimler-Chrysler, que ya es la unión de dos gigantes transcontinentales, y un gran fabricante japonés. ¿Podría ser Toyota? Déjenme que apueste por Toyota. ¿Se imagina el lector una Daimler-Chrysler-Toyota? Sería la nº 1 del mundo, sin lugar a dudas. Si lo hiciese aceleraría la formación de las otras 2 ó 3 macro-empresas. A Daimler-Chrysler podría unírsele Volkswagen e incluso Porsche.
La segunda podría ser la que partiese de la actual unión de Renault y Nissan, a la que debería unirse una marca norteamericana: General Motors o Ford. Mi apuesta: Ford.
La tercera sería liderada por la norteamericana que quedase fuera del juego anterior, junto con algún fabricante europeo marginal (¿Fiat?) y con un bloque asiático fuerte (alguna japonesa más alguna coreana, tipo Honda y Kio, por ejemplo).
El resultado serán empresas verdaderamente globales a las que resulte difícil e incluso innecesario adjudicarles una nacionalidad. Serán sólo globales. Con accionistas, empleados y clientes en todo el mundo.
La automoción, con su inmenso poder, dará el disparo de salida a otros sectores. Los cambios que ello implicará traspasarán al terreno de la política, los sindicatos, las leyes y las finanzas.
La consolidación global, en cualquier caso, es un fenómeno imparable que las empresas de cualquier sector han de tener muy en cuenta.