La Cuenta de Resultados como instrumento de gestión
Hoy he estado analizando un proyecto de empresa en el que han ofrecido invertir. La información económica que me presentaban mostraba una proyección de la Cuenta de Resultados a muchos años, que no me decía nada. El Margen Bruto que indicaba no descontaba todos los costes directamente relacionados con el negocio, ni se desglosaba por tipo de productos o por los clientes más importantes. Las cifras que mostraban no conducían a nada, y desde luego no ayudaban a gestionarla.
Definir bien al Cuenta de Resultados, de modo que el Margen Bruto o margen de aportación quede claro, y a poder ser desglosado por todos los negocios que se dan dentro de un empresa, es un ejercicio esencial para entenderla.
Una empresa es, al fin y a la postre, un negocio (o varios sumados) que producen un Margen Bruto, que debe contrastarse con los Costes de Estructura para acabar de calcular el Beneficio de Explotación o Beneficio antes de Intereses e Impuestos, o EBIT. Si el o los negocios no producen un Margen positivo, difícilmente la empresa irá bien. Si producen un Margen positivo, pero éste es inferior al coste de estructura, la cosa puede tener solución, ajustando dicho coste. Es esencial, por tanto, separar ambos conceptos. En momentos de crisis puede ocurrir que el Margen Bruto generado por los negocios de la empresa no dé para cubrir el coste de estructura, y haya que reducirlo. No es algo grave. Lo grave es cuando las empresas ni siquiera generan Margen Bruto; entonces si que es mejor cerrar. Aunque a menudo es un problema de algunos productos o clientes, y hay que saberlo para cortar por lo sano cuanto antes. Las manzanas podridas pueden estropear todo el cesto. Pero hay que saber cuales están podridas. Muchos empresarios pierden sus empresas porque no tienen ni idea de cuál es, de verdad, su Cuenta de Resultados.
Mi libro La Cuenta de Resultados (Editorial Libros de Cabecera) trata de ofrecer una guía a esos empresarios, para ponerle solución a ese problema.