La delgada línea que separa la prudencia de la cobardía
En bolsa son momentos difíciles, porque tengo la impresión de que en estos momentos se puede estar confundiendo la prudencia con la cobardía.
Después de un período de descenso tan acusado de las cotizaciones, el mercado está a la espera de la ansiada recuperación, y hay nerviosismo por no perderse la subida fulgurante que se produce cuando se empieza a ver la luz al final del túnel. Ese es el quid de la cuestión. Pero, a la vez, la prudencia te frena porque quieres evitar precipitarte, porque ni tu ego ni tu patrimonio recibirían muy bien otra caída del 20-25% como las que hemos "gozado" en los últimos meses.
Una parte de ti te dice ¡invierte! ¡sé valiente!, si no lo haces te perderás esa subida, y si te pierdes esa subida languidecerás como un alma en pena a la espera del momento mejor para entrar, sin encontrarlo nunca, o entrarás a precios que ya tengan poco recorrido al alza. Es decir, saldrás de la crisis ¡derrotado!
Otra parte te dice que no lo hagas, que esperes, que la economía está aún en un estado precario y que las señales reales de recuperación son inexistentes. Que el riesgo de que este rally sea un episodio especulativo es muy grande, y que se debe a circunstancias coyunturales, que la crisis es estructural, y que las bolsas no se recuperarán de verdad hasta dentro de unos meses, como mínimo, y eso dando por sentado que lo harán con anticipación a la recuperación económica, que no será hasta al menos bien entrado 2010.
La verdad es que no sé a qué atenerme, y me pregunto si estoy siendo prudente o cobarde. La historia lo dirá. Por lo pronto me siento en mi despacho a leer las noticias del cierre de ayer y de la apertura de los mercado hoy con alzas importantes. Y eso, cuando uno está prácticamente fuera del mercado, duele.