La estrategia de la hiena
Suena mal, pero quizás sea la estrategia más rentable a la hora de invertir en Bolsa.
Se trata de mantener el dinero a buen recaudo, listo para invertirlo en cualquier momento, y esperar a que la Bolsa padezca un período de crisis, con caídas diarias del 2% o superiores, durante al menos 3 días seguidos, o durante 5 días en el período de 2 semanas.
Cuando llega el último día de ese período de observación, es decir, al 3º día de pérdidas seguidas, o al 5º día de pérdidas alternas, comprar con fuerza.
Desde luego, se ha de tener confianza en el método, porque no es fácil atreverse a comprar en medio de una crisis bursátil, como la que estamos padeciendo en estos días, pero es una estrategia que, en un elevado número de casos, resulta muy, pero muy, rentable.
Está claro que el método que cito se puede aplicar con las variantes que se quiera. Por ejemplo, se puede ser menos exigente, e invertir ya al 2º día de pérdidas consecutivas. O ser más exigente, y esperar a que se den 4 días seguidos de pérdidas. O rebajar el nivel de pérdidas a un 1%, por ejemplo. En cualquier caso, la esencia de la estrategia creo que queda clara.
No se tiene certeza al 100% de que se vaya a ganar, pero las probabilidades de perder son, a medio plazo, sin duda inferiores a las de los inversores que habían comprado antes de la crisis. Comprar en la crisis le asegura al inversor un precio ventajoso, al menos inferior al precio previo a la crisis.
¿Cuál es el mayor peligro de una estrategia de este tipo? Pues que la crisis sea de largo alcance, y que las cotizaciones se sigan hundiendo después de haber comprado, o, aunque no lo hagan, tarden mucho tiempo en recuperarse, como ocurrió tras la burbuja tecnológica del 2000, que tardó 3 años.
No es que sea un gran consuelo, pero los compradores pre-crisis aún lo tendrán peor. Y si pasase eso, la solución es la de siempre: ponerse un stop loss en cada título, y respetarlo, vendiendo si la cotización del título alcance el nivel del stop loss. Y aquí paz, y después gloria, como se suele decir.
Aún con sus riesgos, creo que la estrategia de la hiena merece la pena.
Por cierto, a la hora de ejecutarla, el inversor tiene dos opciones, comprar uno o varios títulos concretos, o invertir a través de un fondo o algún instrumentos de inversión similar, en un índice. Lo primero es más arriesgado, pero más directo.
Animo, ¡y al toro! Estamos en buenos momentos para ponerlo en práctica.
Yo ya me estoy afilando los colmillos. ¡Auhhhhhhh!