La fuente del éxito empresarial: una búsqueda continua
Acabo de leer un magnífico artículo de Eusebi Nomen y Javier Nieto, titulado 'El Conocimiento Protegido', en la revista Harvard Deusto de Mayo 2004. Un gran trabajo, que aconsejo leer con detenimiento.
La tesis del artículo, en síntesis, es que el éxito de una empresa se alcanza por la obtención de la máxima ventaja competitiva, y que ésta se alcanza por la diferenciación, y que para diferenciarse de veras hay que tener lo que otros no tienen, y que una fuente sustancial de diferenciación es el conocimiento exclusivo, y protegido, en forma de marcas, fórmulas o diseños. Por último dan un vuelco a la idea de que el personal es un coste a reducir, introduciendo el concepto de personal creativo, aquellos que son la fuente de conocimiento diferenciado y exclusivo, personal que es, en suma, una pieza clave de la estrategia, en la medida que su conocimiento podamos paquetizarlo y activarlo en la empresa; si no pudiéramos hacerlo, entonces el conocimiento quedaría en sus mentes, y no se agregaría al valor de la empresa. 'Lo más valioso de una empresa no son sus personas', dicen, 'sino el conocimiento que podemos activar a partir del trabajo creativo de esas personas' El artículo me ha hecho pensar mucho. Sus tesis son, como he dicho, muy interesantes. Pero me ha vuelto a reafirmar en una cuestión que llevo bastante tiempo defendiendo: que el éxito de una empresa no reside principalmente en qué decide hacer, sino en cómo lo hace. La organización que adopta, las personas que la conforman, y los métodos de gestión que desarrolla, son las claves verdaderas de su éxito. Personas que han de compartir la ilusión por el éxito del modelo de empresa, y que han de verse compensadas (no sólo económicamente) por ello. La tesis que defiendo es que si una empresa se organiza adecuadamente, y tiene a las personas adecuadas en los puestos adecuados, se parovechan mejor las oportunidades, surge la creación, y surge, en definitiva, la ventaja competitiva. Como dice otro libro que acabo de leer (el archifamoso 'La Buena Suerte'), la suerte no llega si no se está preparado para recibirla.
Si me lo permiten, diría que es el mismo mecanismo que propugno en mi libro 'An-entropía' cuando hablo del modelo an-entrópico, de la necesidad de plantear un modelo que incorpore el valor para el empleado, en armonía con el valor para el cliente y el accionista. Se me antoja que sólo en ese contexto se consigue que los empleados desarrollen su creatividad para conseguir la diferenciación competeitiva de la que habla el artículo, y que estén dispuestos a compartir ese conocimiento con al empresa, con los accionsitas, de modo que se paquetice y se active. De lo contrario, o no crean, o no inventan, o si lo hacen, se entablan largos y tediosos pleitos para dirimir la propiedad sobre lo creado. ¿No les parece?