La piratería editorial no para de crecer
Las mujeres de clase media han encontrado una forma de leer las novelas y libros que les gustan, sin tener que ir a comprarlas a las librerías: bajárselas de Internet. Contemplo este fenómeno en mi entorno y me quedo anonadado. No hay sensación de estar haciendo algo malo por parte de señoras respetables. Ninguna autoridad se parece preocupar de cerrar las webs que permiten el pirateo, y no hay una oferta realmente competitiva por parte de las editoriales que trate de competir con estos piratas.
Si la cosa sigue así pronto veremos el final de la industria editorial.