En España al menos estamos reñidos, en general, con la puntualidad. Hay dos culturas de la puntualidad: la de los puntuales y la de los impuntuales. Parece obvio. Pero no lo es. Los puntuales son, sencillamente, aquellos que la hora fijada están en el lugar acordado. Punto. Pueden ser puntuales estrictos, que llegan a la hora exacta; o puntuales previsores, que llegan al menos 5 minutos antes, para asegurarse de que a la hora fijada estarán en su puesto, porque, ilusos ellos, piensan que el acto, el compromiso, el evento, empezará a la hora fijada.
La puntualidad, un concepto con dos caras
La puntualidad, un concepto con dos caras
La puntualidad, un concepto con dos caras
En España al menos estamos reñidos, en general, con la puntualidad. Hay dos culturas de la puntualidad: la de los puntuales y la de los impuntuales. Parece obvio. Pero no lo es. Los puntuales son, sencillamente, aquellos que la hora fijada están en el lugar acordado. Punto. Pueden ser puntuales estrictos, que llegan a la hora exacta; o puntuales previsores, que llegan al menos 5 minutos antes, para asegurarse de que a la hora fijada estarán en su puesto, porque, ilusos ellos, piensan que el acto, el compromiso, el evento, empezará a la hora fijada.