La vivienda en propiedad está en la raíz de muchos problemas de España
La opción generalizada por la compra de la vivienda habitual es la causa de muchos problemas para la economía española porque pone trabas a la movilidad profesional.
Y lo hace tanto en los casos en los que el trabajador asume esa movilidad pero sin renunciar a seguir viviendo en su vivienda habitual, pero a cambio de hacer largos desplazamientos, con el consiguiente impacto negativo en productividad, conciliación familiar y polución, tres de los grandes problemas de la sociedad española, como en los casos en los que el trabajador rechaza esa movilidad y no se plantea o no acepta puestos de trabajo alejados de su vivienda habitual, con el consiguiente impacto en la verdadera pandemia social del país: el desempleo.
Es aberrante pensar que hay trabajadores que trabajan en el norte de Barcelona y viven en el sur, o que cada día se desplazan más de 100 kilómetros, por atascos infinitos que les roban horas de sueño, horas del trabajo y dinero en combustibles, aparte de dejar un rastro de CO2 que ahoga el planeta. Y esto está pasando todos los días en nuestro país. El teletrabajo aminora su efecto, pero ni lo evita del todo ni todos los trabajadores pueden teletrabajar.
También es aberrante pensar que pueda sobrar mano de obra en una provincia o región y faltar en otra, porque la gente no se plantea mudarse y dejar su vivienda en propiedad.
La solución, no hace falta decirlo, está en un mayor uso del alquiler, como muchos han dicho antes que yo y no se cansan de repetir. Pero seguimos sin ser un país de alquiler, como los países de más impulso económico. Nos queda el consuelo de que una parte de las nuevas generaciones no le hace ascos al alquiler, en parte forzados a ello, en parte de forma voluntaria, porque se sienten más libres.
Sin embargo, ni las leyes ni la sociedad lo han asimilado todavía. Con honrosas excepciones, ni promotores inmobiliarios, ni propietarios, ni arrendatarios lo tienen fácil para adaptarse al modelo de alquiler. Lo fácil es la compraventa, con la bendición del banco y su negocio de hipotecas, amarrando al comprador a su casa y su deuda...
Obviamente, no ayuda a que el modelo cambie la proliferación de viviendas turísticas en edificios no turísticos, que han encarecido los alquileres e incluso el precio de las viviendas.
Parece mentira que no nos demos cuenta.