Los dos últimos elementos de incertidumbre los he juntado porque creo que giran en torno a lo mismo: el mundo está cambiando a un ritmo acelerado. Y porque ambos son fenómenos que se autoalimentan.
Nos movemos irremisiblemente hacia un mundo de dos bloques, como lo fue en el pasado entre los bloque capitaneados por los Estados Unidos y la Unión Soviética. El testigo de la Unión Soviética no lo ha tomado Rusia, porque no puede, aunque querer quiere; sino que lo está tomando China.
Es un fenómeno que aún está en proceso, pero que es imparable.
Se desarrolla en un mundo más y mejor comunicado y con muchas más interdependencias que el de la anterior Guerra Fría. Aunque, eso si, en el que sigue existiendo la Amenaza Nuclear. Y en el que han aparecido otras amenazas, como las que citaba en mis post anteriores: caos climático, envejecimiento de la población e invasión de la inteligencia artificial y los robots. Y en el que viven muchos más habitantes, sobre todo en las macro-naciones China e India.
Como consecuencia del fracaso de los sistemas políticos de muchos países, la incertidumbre se acrecienta y se facilita un proceso de reequilibrio estratégico de poderes y del cada vez más próximo final de la era de las energías fósiles, que deja en el aire el futuro de los países productores de petróleo y genera especial inquietud en relación a cómo van a digerir ese declive. Un declive que les puede llevar de la opulencia de vuelta a la pobreza. Estoy pensando en países como Venezuela, Arabia Saudí o Irán, entre muchos otros.
Cuando pienso en las causas de ese reequilibrio de poderes, me vienen a la cabeza muchos elementos:
El surgimiento de la India como potencia económica y política mundial. En estos días orgullosa con la llegada de uno de sus satélites al hemisferio sur de la Luna. Una India que mantiene un pulso histórico con Pakistán, un polvorín permanente. Y que reclama su papel en el mundo.
El envejecimiento imparable de Japón. Que se ve superada por el gigante chino, recuperando viejos fantasmas. Y con quien tiene algunas islas menores en disputa.
El surgimiento de países antes menores como Vietnam, y en mayor medida la superpoblada Indonesia.
El polvorín de Corea del Norte, que no es lógico que perdure como está a lo largo de este siglo.
La inestabilidad de Filipinas
No es una lista exhaustiva, ni pretendo que lo sea, pero es suficientemente importante para demostrar que el mundo está sentado sobre muchas situaciones inciertas.
Y me dejo para el final la que todos los analistas (y la opinión pública) considera la que es potencialmente más grave: Taiwan. Nadie duda de que Taiwan puede ser la espoleta que haga estallar la Tercera Guerra Mundial.
Porque esa es una posibilidad real, y ahora estamos haciendo un ensayo con la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
También estamos viviendo una clara muestra de este proceso de realineamiento y de avance en la política de bloques: la ampliación de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). China ha visto en los Brics una plataforma política y económica magnífica para consolidar sus avances en esa Guerra Fría que se va concretando. Y está pidiendo a los países menos alineados que se definan. Países en los que el sistema democrático-capitalista de alguna manera ha fracasado. Como Argentina; ahora sometida a un gran debate en ese sentido, en medio de un proceso electoral y un entorno social, político y económico convulsos (con inflación del 100%).
En suma, un planeta en el que se está desarrollando un pulso entre dos maneras de hacer, dos sistemas, que me atrevo a bautizar como el blanco y el negro:
el blanco es el democrática-participativa-transparente-pacifista y
el negro es el dictatorial-populista-oscurantista-violenta.
A un lado, el ejemplo de Europa y, en menor medida, Estados Unidos (que es quien lleva el mando); a otro lado, China, que lleva el mando, y Rusia, como escudera nuclear y anterior líder del grupo, más quienes se le han ido añadiendo.
Pero no es un esquema nítido, totalmente de blancos o negros, sino que hay muchos grises. En todos los países hay grises.
Los países del bloque blanco están padeciendo un ataque de grises; pongamos ejemplos:
Estados Unidos está dividido entre los partidarios del sistema blanco (demócratas, sin un líder claro) y los del negro (republicanos, liderados por Trump)
Argentina ya la hemos mencionado. ¿Está a punto de pasarse al bloque negro?
España, sin ir más lejos, acaba de tener unas elecciones, en las que un partido del bloque negro ha sido la tercera fuerza más votada.
Italia tiene una primera ministra que se alinea con ese bloque negro.
En Francia avanza el Frente Nacional de Le Pen.
Y cosas similares ocurren en otros países europeos. La amenaza es continua, en muchos casos avivada desde China y Rusia. Las nuevas tecnologías se lo ponen más fácil. También los errores propios.
De América, mejor no hablar, porque quizás sea el continente, junto con África, en el que hay más países fallidos. Y ciudadanos que han perdido la esperanza. Ahora mismo Guatemala que ha escogido pertenecer al bloque Blanco, está en riesgo de que las fuerzas negras asesinen al nuevo presidente electo. Algo parecido a lo que acaba de pasar en Ecuador, etc.etc. Otros, como Venezuela o Cuba, están ya alienados en el bloque Negro.
En África, hay países teóricamente alineados en el Bloque Blanco, como Marruecos, que están más cerca del modelo Negro que del Blanco. Y muchos de ellos son víctimas fáciles de las fuerzas Negras, como está demostrando Rusia en el Sahel. El caso de Níger es el más reciente.
En conclusión, y por no alargarme más: un mundo convulso e incierto, que llena de noticias tristes nuestros telenoticias y nuestros diarios, y que aumenta día a día nuestra ansiedad sobre nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.
Coincido contigo, Jordi. La cuestión es ¿por qué no se hace? ¿En qué dirección hay que hacerlo? ¿Será posible hacerlo si son los propios partidos quienes han de promoverla? No soy muy optimista. Será porque este agosto literalmente infernal me ha convertido en un pesimista, a pesar de mi optimismo congénito...
Muy interesantes todas tus reflexiones en torno a las grandes incertidumbres que has detallado a lo largo de este mes ya que nos deparan grandes temores.
“El que teme sufrir ya sufre el temor” (proverbio chino)