Las empresas familiares ante el gran reto de la globalización (IV)
La deslocalización
Las empresas familiares suelen estar ligadas a un territorio, y cuando se deben enfrentar a la competencia global, ese vínculo puede llegar a pesar como una losa. No hay duda de que pertenecer a un territorio es una cuestión de orgullo, e incluso de ventaja competitiva muchas veces, pero llevado a ultranza puede ser muy negativo. La dirección ha de pensar en global, y no puede ser aldeana. A costa de limitar su crecimiento y su rentabilidad. Las empresas globales son ciudadanas del mundo. Lo cual no quiere decir renegar de su identidad territorial. Ello implica, por ejemplo, adoptar el inglés como idioma de trabajo en la compañía, o desplazar los servicios administrativos a la India. Pocas empresas familiares están dispuestas a mover un dedo en ese sentido.