Las fases de lanzamiento de un negocio
Mi experiencia en el lanzamiento de una nueva empresa me dice que para que una empresa arranque definitivamente han de pasar tres fases, que habitualmente duran un año cada una: 1.El primer año es el de la ilusión, el de los planes, que se enfrentan a la realidad, hasta que deben rehacerse para mantenerse a flote. Hay que hacer grandes sacrificios, pero se hacen con ganas. 2.El segundo año es el de la perseverancia, es cuando llegan los nervios, porque las ventas son bastante inferiores a lo previsto, y escasea la caja. Se piensa en no seguir, y muchas empresas cierran. Es el momento de creer en el proyecto, y de cruzar el desierto. Surgen dudas sobre el enfoque del negocio. Hay que aceptar cosas que no son lo que se pretendía hacer, porque se necesita mantener el negocio vivo. 3.El tercer año es el de la consolidación, cuando las cosas empiezan a salir bien, a veces sin darse cuenta. El trabajo que se hizo los dos años anteriores empieza a dar su fruto. Hay que ajustar el proyecto y el modelo de negocio, sabiendo mantener aquello en lo que se cree, y ajustarlo a lo que pide el mercado. Puede ocurrir que lo que funcione, lo que pida e mercado, no sea lo que queramos hacer, y entonces es mejor cerrar, o venderle el negocio a otro.
Si se ha encontrado el modelo de negocio adecuado, entonces, las buenas noticias son que ya podemos estar satisfechos, porque hemos creado algo nuevo, que genera valor para accionistas, clientes y empleados; y las malas noticias son que habrá que darle un impulso continuado cada día. Una nueva empresa es como un hijo. Cuando lo hemos parido y creemos tenerlo criado, no hemos hecho más que empezar, porque en cada período de su vida le acecharán peligros, y se le plantearán oportunidades, que no vamos a dejarle que aborde solo. Se es padre toda la vida. De un hijo, o de un negocio que se ha creado.