Las grandes empresas también la pifian
A veces creemos que las grandes empresas son infalibles; que sus ambiciosos y extraordinariamente bien pagados directivos, apoyados por agresivos y glamorosos consultores, son más inteligentes que la gente ordinaria, y que no se equivocan nunca.
No es así. A menudo meten la pata.
Incluso hay ocasiones en las que toman decisiones que resultan absurdas a simple vista.
No obstante, son pocas los casos en los que esas pifias son apreciables para el hombre de la calle, y mucho menos aquellos en los que la pifia no admite ni discusión: es obvia.
Un de esos casos que reúne todos los requisitos de la gran pifia, es el de la decisión de la alemana Volkswagen de hacer de su marca española SEAT una firma de automóviles deportivos. Si le hubieran preguntado a 100 ciudadanos españoles escogidos al azar, sobre lo acertado de la decisión, 99 hubieran expresado sus dudas del éxito de la misma.
El resultado de la pifia: caída en las ventas, pérdidas, y un riesgo palpable de desaparición de la empresa.
¡Y ahora re-descubren que quizás haya una oportunidad de optar por coches y furgonetas pequeños, económicos y fiables! ¡Haberle preguntado al kiosquero!