Las posibles consecuencias de la falta de agua
Ya está aquí el cambio climático impactando en nuestra vida
Mis lectores saben que hace tiempo que vengo diciendo que el agua será el petróleo del futuro. El último post en el que lo traté fue hace unos meses, a la vuelta de mi viaje a Islandia, a quien bauticé como la nueva Arabia.
Ahora estamos en emergencia hídrica en España por la ausencia de lluvias desde hace muchos meses, lo que está acabando con nuestras reservas a marchas forzadas.
La situación es muy preocupante, y supongo que todos nos empezamos a preguntar: ¿a dónde conducirá esta falta de agua?
El agua es un elemento esencial para la vida. No descubro nada. Pero también lo es en muchos ámbitos de nuestra economía. Las restricciones que ya se vislumbran en el horizonte de unos meses van a obligar a los gobiernos a establecer prioridades. Ya lo estamos empezando a ver.
¿Cómo va a impactar en los negocios? Más o menos todos van a ser impactados, pero ¿pueden llegar a forzar el cierre o la inviabilidad de algunos de ellos? Estoy pensando en el negocio hotelero, por ejemplo, esencial en la economía española y de muchos países; pero también en la agricultura, en el lavado de coches u otros elementos, en el papel, en las piscinas, incluso en los desarrollos inmobiliarios de nuevas urbanizaciones en zonas con poca agua y sin embargo con viviendas deshabitadas.
Todos los sectores han de repensar sus consumos de agua y reducirlos drásticamente, pero algún sector puede estar jugándose su propia viabilidad.
Obviamente los ciudadanos nos habremos de replantear también nuestro modo de vida. Yo ya lo estoy haciendo.
¿Vamos hacia una nueva era?
Lo que es incuestionable es que van a producirse episodios de rebeldía ciudadana y de agravios comparativos (¿tienen sentido los campos de golf?), que van a tener que multiplicarse las inversiones y las nuevas tecnologías para incrementar el aprovechamiento de el agua como bien escaso (que habrá de encarecerse), y que las personas que estamos preocupadas por el medio ambiente vamos a necesitar un ejército de psicólogos que nos traten de la ansiedad que nos provocan las perspectivas tan sombrías que nos suscita la futura (y ya presente) falta de agua.
Cuanta razón tienes Paco, pero parece que no es suficiente con verle las orejas al lobo.