Lecciones para los empresarios del libro "Getting Real" (III)
21) No te precipites a adoptar las sugerencias de los clientes. Deja que insistan. Es una forma de asegurarse de que no son caprichosas o casuales. Y de concentrarse en lo importante.
22) A veces hay que preguntar a los clientes que es lo que le sobra de nuestra oferta. Reducir y limpiar la oferta es un buen ejercicio. Airea.
23) Prueba tu proyecto con lo mínimo, par ir configurándolo con el día a día y la respuesta del mercado.
- No gastes todos tus recursos con tu primer prototipo .
- Es mejor no “presumir” lo que quiere el mercado sino “comprobarlo”.
24) Haz bocetos de lo que quieras lanzar, y pruébalo. No esperes a tenerlo todo acabado. No se acaba nunca.
25) Deja opciones a los clientes, pero no excesivas. Si de algo tienes una idea clara de lo que le interesa o le va a ir mejor al cliente, no le des opciones, dáselo hecho.
26) Actúa. Haz. No te excedas en el análisis. No quedes atrapado en “la parálisis por el análisis”.
Si lo que has hecho no funciona, rectifica. No pasa nada.
Es mejor hacer y rectificar, si es necesario, que no hacer nada mientras se piensa y repiensa.
Gestionar una empresa supone decidir, actuar y hacer.
¡El tiempo es oro!
27) Divide los grandes problemas en pequeñas partes. Divide los proyectos de meses en proyectos de semanas, y los de semanas en tareas de días.
Lo excesivamente amplio se convierte en “etéreo”. Sólo se puede abordar lo abarcable, lo concreto.
28) Cuando crezca la plantilla, evita que se creen reinos de taifas. Ayuda mucho fichar a empleados con capacidades y experiencias multifuncionales y con actitudes sociales abiertas.
29) Déjate tiempo para pensar, y déjale tiempo a tu equipo.
Para pensar y para trabajar solo. Merece la pena. Son, a veces, los momentos más productivos.
30) Evita las reuniones. O al menos limítalas al máximo.
- Máximo 30 minutos. A rajatabla.
- Con el mínimo posible de asistentes.
- Siempre con una agenda clara.