Creo que estamos en un año difícil para el capital riesgo. Un año duro financiera y mentalmente. Tanto para emprendedores como para inversores.
Se va a imponer el ahorro, el realismo y la cautela.
Y esto afecta a todo tipo de activos, desde startups a activos inmobiliarios, pasando por infraestructuras o buyouts.
Los inversores se lo van a tomar con calma, si son inteligentes, no invirtiendo por obligación. El dinero está mejor en el bolsillo que en activos de cuyo precio se duda y cuyas perspectivas no están claras. En ese sentido, es la hora de la liquidez.
Hay que invertir con un “colchón de seguridad”. Como lo hacen los gestores value. Comprando por 70 activos que creemos que valen 100. Un colchón del 30% es más seguro que uno de solo un 5 o un 10%. Creo que ese poco margen ya no vale, como quizás valía en el pasado, porque confiábamos en un upside. En los próximos 12-24 meses yo creo que no habrá upsides sino que habrá downsides. Tanto los timing de salida de los activos como los precios de salida están en riesgo en estos momentos de incertidumbre.
Es decir: o se compra muy barato, o no se compra.
La pinza fatal que está suponiendo la alta inflación y la subida de tipos de interés está hundiendo el valor de todos los activos y dificultando las operaciones de compraventa, a la vez que vaticina una caída del consumo y las inversiones, con el consiguiente en las rentabilidades de todo tipo de activo.
Es decir, un escenario fatal, que irá empeorando hasta unos meses después de que se estabilicen ambos elementos: inflación y tipos de interés. Y nos queda para rato.