Mediocridad
El diccionario de la lengua dice que es una mediocridad aquello que tiene la cualidad de mediocre. Y que mediocre quiere decir de calidad media, o de poco merito, tirando a malo.
Por desgracia nuestro país (España) tiende a asumir como bueno lo mediocre.
Me cuesta admitirlo, y no quiero aparecer como pedante o derrotista, pero creo que somos un país de mediocres. Personas mediocres, organizaciones mediocres, empresas mediocres, productos mediocres. Prima lo mediocre.
La mediocridad que nos rodea no es un problema de aptitud (con p), sino que, en general, es un problema de actitud (con c). Y eso es mas grave.
Lo hecho a medias ya nos vale. No aspiramos a la excelencia. No nos esforzamos por llegar más allá del aprobado.
Es una actitud que esta metida en la sociedad, y que los adultos llevan al trabajo, y los jóvenes a las escuelas o las universidades.
Desde luego, si no dejamos de ser un país de mediocres, cada vez seremos menos apreciados en un mundo tan competitivo, en el que chinos e indios, por citar las dos macro-naciones que invaden el globo, no se conforman con lo mediocre. Quieres ser excelentes. Y lo están consiguiendo.
Los españoles no les damos miedo.
Quien sabe si no acabaremos dándoles risa. O pena.
¿Qué podemos hacer?
Un programa nacional contra la mediocridad. Que empiece en el gobierno, siga por las instituciones, las empresas y acabe en las familias, para proyectarse con toda la fuerza sobre nuestro futuro, que esta en las aulas, desde las guarderías a las universidades, pasando por las escuelas de formación profesional.
¿Mediocres? No, gracias.